sábado, 18 de octubre de 2014

ROBERT ERWIN HOWARD



ROBERT ERVIN HOWARD, UN ACERCAMIENTO A SU OBRA

José Francisco Sastre García

            Si hay un autor que puedo decir que esté en todo momento en la cima de mis preferencias literarias, ése es sin duda alguna Robert Erwin Howard (Peaster, Texas, Estados Unidos, 22 de enero de 1906 – Cross Plains, Texas, 11 de junio de 1936).
            Es, por encima de todo, un escritor gráfico: su estilo no es todo lo depurado ni cuidado que debería presuponerse a un autor de su talla y reconocimiento, donde realmente se encuentra todo su poder a la hora de plasmar sus aventuras es en la sensación de imagen que desprende: leer a Howard es estar contemplando una película de acción continua, un continuo bregar de acero y sangre, un torbellino de emociones y luchas, aderezadas por la presencia de la magia en mayor o menor medida… No en vano es uno de los grandes autores del género conocido como Sword & Sorcery, Espada y Brujería, término acuñado inicialmente por otro gran autor, Fritz Leiber, del que trataremos en otra reseña más adelante… Lo que no tiene de gran estilo literario lo suple con un vigor y una fuerza que atrapan al lector prácticamente desde el primer momento de la narración.
            Aunque la mayoría de los lectores se quedan en sus tres personajes más conocidos, Conan, Kull y Solomon Kane, el universo howardiano es mucho más amplio, ofrece una variedad de estilos y aventuras que resulta absolutamente sorprendente:

            En primer lugar, el archiconocido Conan el Bárbaro, el cimmerio que salió de sus grises tierras para hollar los enjoyados tronos de la era hybórea. ¿Qué decir sobre él que no se haya dicho ya? Pendenciero, honorable, mercenario, pirata, ladrón, general, rey, vagabundo… La obra que lo abarca está en parte influenciada por su prematura muerte: dejó fragmentos inconclusos que se apresuraron a retomar sus herederos literarios: Lin Carter, L. Sprague de Camp, Bjorn Nyberg, Andrew J, Offutt, Karl Edward Wagner… Y más tarde, entraron a saco en el negocio escritores como Robert Jordan, Leonard Carpenter, Steve Perry, Poul Anderson… De esta manera, y por encima, vamos a dar los títulos de la saga del inmortal bárbaro, que no son otros que los de la serie llamada “canónica”: los relatos de Howard, junto con las adaptaciones de sus fragmentos inconclusos, compilados en doce volúmenes: Conan. Origen de una Leyenda, Conan el Cimmerio, Conan el Pirata Conan el Vagabundo, Conan el Aventurero, Conan el Bucanero, Conan el Guerrero, Conan el Usurpador, Conan el Conquistador (La Hora del Dragón, la única novela que escribió del cimerio y casi la única de su bibliografía), Conan el Vengador, Conan de Aquilonia y  Conan de las Islas.

El siguiente personaje que vamos a tratar es el Rey Kull, un bárbaro atlante de los tiempos precataclísmicos, que asciende hasta el trono de Valusia, el imperio más poderoso del momento, por la fuerza de su hacha; y aunque es un personaje de acción, también se trata de alguien mucho más filosófico que el cimmerio, alguien que se replantea una y otra vez el sentido de la existencia; su mejor amigo es otro bárbaro, un salvaje picto llamado Brule, el Asesino de la Lanza, que trata de sacarlo de la apatía que lo envuelve en ocasiones y que puede incluso conducirlo a la muerte por las más negras traiciones… Los títulos en los que se encuentra a este personaje se encuentran publicados en diversas antologías, una de las cuales tiene como título Rey Kull y se encuentra en la editorial Martínez Roca.

Un puritano fanático con espíritu de vengador divino… Ésa es una definición que podría encajar bastante bien a Solomon Kane, un aventurero del siglo XVI que, espada y pistola en mano, ayudado por un misterioso bastón recibido de un chamán negro, se enfrenta a los engendros que el demonio ha puesto sobre la tierra para torturar a la humanidad, pero temo que la personalidad de Kane no sea tan sencilla de explicar… Sin duda alguna, es uno de los personajes más elaborados de Howard, por no decir el que más… En lo tocante a sus historias, fueron reunidas en un volumen de la colección Última Thule, de la editorial Anaya, junto con material que otros autores habían escrito para completar historias, bajo el título Las Aventuras de Solomon Kane.

Sonja de Rogatino sólo aparece en un relato de Howard, La Sombra del Buitre. Es el germen del que va a brotar una de las semillas más fructíferas de la obra del tejano en el mundo del cómic, Red Sonja. Hablamos de una mujer que, en pleno asedio de Viena por los turcos, toma las armas y lucha tan feroz y despiadadamente como el resto de los defensores para evitar que los sitiadores entren en la ciudad, y que aunque cede el puesto al protagonista de la historia, casi lo tapa con su empaque y arrolladora personalidad… Traición y muerte en una de las épocas más convulsas de la historia de Europa…

Otro de los personajes carismáticos de Howard es el último rey picto, Bran Mak Morn. Sombrío y meditabundo, sabedor del destino que le espera a su pueblo, lucha contra ese destino de un modo fatalista y, al mismo tiempo, vengativo, llegando a usar contra Roma las armas más impías y prohibidas que puedan conocerse… Este ciclo se puede encontrar en la editorial Martínez Roca, en el volumen titulado Gusanos de la Tierra.

Si hay asociaciones extrañas, una de ellas es, sin duda, la de un celta como Cormac Mac Art con un pirata danés como Wulfhere Rompecráneos. Un guerrero deseoso de aventuras, tan frío en sus cavilaciones como salvaje en la lucha, que se refugia entre los piratas y corre con ellos aventuras de tipo épico y sobrenatural… Este ciclo está compuesto por tan sólo cuatro historias, pero mantienen el juego tan bien como las series de larga extensión: la mezcla de peligros surgidos de los más antiguos eones con grandes combates épicos son una constante en la obra del escritor tejano, que se mueve perfectamente en esa salsa, haciendo explotar ante nuestros ojos las secuencias que describe tan magistralmente. Los títulos de estos relatos son Tigres del Mar, Espadas del Mar del Norte, La Noche del Lobo y El Templo de la Abominación. Con posterioridad, Andrew J. Offutt escribiría otra media docena de relatos de este personaje…

Ambientadas en la época de las Cruzadas, las aventuras de Cormac FitzGeoffrey son un compendio de las más variopintas luchas que Howard llegó a escribir: en el fondo, no deja de ser un trasunto de Conan, o tal vez Conan de él, pues este caballero cruzado es un notorio pendenciero, juerguista, amén de honorable y feroz luchador cuando entra en liza… Como muchos de los personajes howardianos, posee una envergadura digna de un titán, siempre dispuesto a lo que toque en cada momento. Sus aventuras aparecen publicadas en la colección Los Libros de Barsoom (A la venta en la página de Cyberdark), en los tres únicos relatos que el tejano escribió acerca de él: Los Halcones de Ultramar, La Sangre de Bel-Shazzar y La Princesa Esclava.

Si Solomon Kane puede llegar a ser un personaje oscuro, Turlogh “Dubh” O’Brian le gana por goleada: volvemos de nuevo a la Irlanda celta, para encontrarnos con un noble huido de su tierra a causa de un grave incidente familiar, y que se dedica a vagabundear aquí y allá en busca de algo que ni siquiera sabe qué es, empujado seguramente por un espíritu torturado, oscuro, amargado… Turlogh El Negro (pues tal es el significado de la expresión Dubh) no duda en enfrentarse a cualquier entidad, natural o sobrenatural, con tal de saciar una inextinguible ansia que lo corroe… Sus relatos, dispersos, son La Sombra del Huno, El Hombre Oscuro, Los Dioses de Bal-Sagoth, Lanzas de Clontarf, Pasa el Dios Gris y El Crepúsculo de los Dioses Grises.

Howard también hizo incursiones en el terreno del misterio y el terror, entroncando con autores como Lovecraft y sus Mitos de Cthulhu, que incorporó en algunos de sus relatos como La Piedra Negra; de hecho, este título podría considerarse perteneciente a otro de los ciclos, el de Conrad, Kirowan y O’Donnell, tres investigadores que se dedican a estudiar misterios relacionados con el mundo del más allá, resultando en claros referentes de lo que se conoce como detectives de lo sobrenatural. Sus aventuras se entremezclan de manera que no suelen aparecer los tres en ninguna, sino que unas veces es uno solo, y otras dos de ellos… Recientemente se ha lanzado una recopilación de estas historias en un volumen editado en la colección Los Libros de Barsoom, titulado La Piedra Negra y Otras Aventuras Sobrenaturales

Otra de las series aclamadas es la de James Allison, también conocida como el Ciclo de la Memoria Racial, en la que un hombre del siglo XX, por un raro capricho del destino a causa de un accidente en el que pierde una pierna, comienza a recordar las vidas pasadas que tuvo y las aventuras que vivió: en tiempos prehistóricos, entre los indios americanos, en la Irlanda celta… Y siempre como alguien enfrentado a situaciones que lo desbordan y confunden, mezcladas con elementos sobrenaturales… Para leer todos los que pueden entroncarse en este ciclo, habrán de acudir a dos libros: El Valle del Gusano, de Martínez Roca, y Brachan el Celta, de Los Libros de Barsoom…

Si bien ya hemos dicho que Sonja de Rogatino fue la inspiración para crear el personaje de cómic Red Sonja, sin duda alguna tenemos otro elemento que influyó muy notablemente: Agnes la Negra de Chastillon, una espadachina que abandona la casa familiar por desavenencias, ya que quiere dedicarse a la espada y sus padres prefieren que se convierta en cortesana; en sus vagabundeos tendrá que habérselas, como es costumbre en Howard, con aventuras de todo tipo y condición, aunque en este caso la presencia sobrenatural es mucho más reducida, por no decir inexistente. Los tres relatos que componen este ciclo pueden encontrarlos en Espadachinas, de La Biblitoeca del Laberinto.

Otro de los personajes que consiguieron calar hondo entre los lectores: Francis X. Gordon, El Borak (El Veloz), llamado así por los árabes con los que vivió innumerables aventuras en las que lo sobrenatural también se desvanece para dejar paso a una descripción entre romántica y épica de la situación de Oriente Medio a mediados del siglo pasado, llevada a puerto por un inglés patriota que entiende perfectamente la idiosincrasia de los pueblos con los que convive y se adapta a ellos, actuando tanto como su defensor en unas ocasiones como su verdugo en otras, dependiendo de las situaciones que va viendo en cada relato… Estas narraciones se encuentran en dos volúmenes de La Biblioteca del Laberinto, El Valle Perdido de Iskander y El Hijo del Lobo Blanco.

Howard parecía tener una enorme apetencia por la figura del pendenciero y juerguista que resuelve todos sus problemas a golpes; así, volvemos de nuevo a este perfil con Dennis Dorgan, un marinero feroz en su ira y al mismo tiempo cándido como un niño, que no conoce otra manera de afrontar las aventuras que le van surgiendo que no sea rompiendo unas cuantas cabezas… Pueden encontrar sus historias en Callejones en Tinieblas, de La Biblioteca del Laberinto.

El siguiente personaje es Steve Costigan (no confundirlo con un marinero alocado howardiano del mismo nombre) y sus aventuras con Rostro de Calavera, un hombre que debido a circunstancias personales cae en el mundo del opio que lo adormece hasta que algo sacude de nuevo sus instintos de luchador y vengador… El eje de estas historias es el tan manido peligro amarillo, sólo que en lugar de utilizar al malvado Fú-Manchú de Sax Rohmer, se inventó a un trasunto más de su estilo, Kathulos de la Atlántida, un hechicero de tiempos remotos que pretende… Tan sólo escribió dos historias: Rostro de Calavera y El Regreso de Rostro de Calavera.

Para Howard no había tabú alguno a la hora de escribir: se atrevió con todo, incluidos estilos como el erotismo o la parodia… En este caso, probó con las historias de piratas, creando a Black Vulmea, un personaje tan variopinto como Conan, Cormac FitzGeoffrey o Dennis Dorgan… En el fondo no deja de ser otro trasunto del cimerio, ya que Howard, cuando escribía en plan aventurero, dotaba a todos sus personajes de características similares, escapándose raras excepciones como Solomon Kane o Kull, por citar alguno… Hasta tal punto se parecen Vulmea y Conan, que se barajan posibilidades de que El Extranjero Negro, una historia inacabada de Howard, pudo haber sido el germen o la consecuencia de la creación de Vulmea… Tan sólo hay dos historias de este pirata: Espadas de la Hermandad Roja y La Venganza de Vulmea el Negro.

Aunque no fue la única historia de ciencia ficción, Almuric es la más lograda: el personaje principal, Esaú Cairn, se traslada al planeta de este nombre merced a un aparato misterioso que prueban con él. En este lejano lugar conocerá a las razas y seres que acabarán por convertirse en sus mejores amigos y sus peores enemigos… Es una de las pocas novelas que escribió Howard a lo largo de su vida.

El autor tejano se sentía tan fascinado por las broncas y las peleas a puñetazos que no podía resistirse a retratar en su acervo literario a boxeadores conocidos de su época, llevándolos hasta límites insospechados sobre el cuadrilátero…

De la misma manera, el mundo del Salvaje Oeste le prestaba otro enorme aliciente, sobre todo la época de los pioneros de la frontera, enfrentados a tribus y peligros apenas conocidos en regiones que comenzaban a ser exploradas lentamente…Trabajaba con momentos y figuras muy diversas, una de las cuales tuvo una larga serie de relatos: me refiero a Breckirindge Elkins, un hombre cuya definición más cercana a la realidad sería la de un oso con el cerebro de un niño pequeño… Debido a su corpulencia y a sus asociaciones mentales, que no por ser lógicas dejan de ser absurdas y conducentes a los mayores caos y peleas de los relatos de Howard, acaba siempre metido en monumentales broncas que hacen que tenga incluso que salir huyendo por si acaso… La primera parte de estas historias pueden encontrarla en Un Caballerete de Bear Creek, en la Biblioteca del Laberinto… En la misma editorial, Santuario de Buitres les ofrecerá una buena muestra del saber hacer del tejano en lo que respecta a pistolas y vaqueros…

Cuando se trata del género de terror, en Howard se muestran dos vertientes muy claras, la del terror físico y la del terror psicológico (aspectos que podrán disfrutar en otro artículo más adelante); así, la variedad es apabullante, desde el vudú (Palomos del Infierno, Canaán Negro) hasta el vampirismo (El Horror del Montículo), pasando por la licantropía (En el Bosque de Villefere y su continuación, Cabeza de Lobo) o experimentos de un tipo que hoy en día podríamos definir como genéticos (El Negro Sabueso de la Muerte)…

            Evidentemente, aquí no aparece todo el material que escribió Howard: por no explayarme demasiado no he mencionado relatos de corte histórico, aventuras orientales, historias picantes… Podríamos hablar de La Casa de Arabu, Delenda Est Cartago, La Última Canción de Cassonetto, El Señor de Samarcanda, Los Tesoros de Tartaria, Las Puertas del Imperio, Sangre en el Desierto… Hay numerosos relatos y fragmentos que por no encajar demasiado bien en las categorías habituales, o por haber sido dados de lado en un primer momento, han empezado a ver la luz en editoriales como La Biblioteca del Laberinto o la colección Los Libros de Barsoom, ya citada… Pero vamos, que como muestra de la ingente labor literaria del escritor tejano, son un buen reflejo…

6 comentarios:

  1. Como ya te comenté cuando leí este articulo, leí y escuché, me parece soberbio, de una profesionalidad sin parangón. Para los no iniciados en el maravilloso mundo del desaparecido texano es sin duda alguna una gran oportunidad para conocer la obra de Howard y así poderse meter de lleno en sus escritos. Detallada, contrastada, cuidando hasta el más mínimo detalle y dejando latente las inclinaciones literarias de donde José F Sastre. Una entrada de 10. Un abrazo.

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  2. Muchas gracias por los elogios, Toni, me alegro de que te haya gustado. Como apasionado de Howard, me encanta que la gente que lo conoce disfrute con su obra, y que la que no pueda conocerlo e incluso llegar a leerlo y apreciarlo... He intentado que fuera lo más conciso y a la vez completo posible, y por lo visto lo he logrado, jejeje...

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  3. La sombra del buitre es una de mis relecturas favoritas. Gracias por toda esta información, hay datos que no conocía de la obra de Howard.

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    1. No hay de qué, José. Como ya he dicho, Howard es mi escritor talismán, y "La Sombra del Buitre" una excelente historia. De hecho, con todo lo que ves en el artículo, aún hay cosas de Howard que desconozco y estoy descubriendo gracias a editoriales como La Biblioteca del Laberinto o la tienda de Cyberdark... Sabía que había tocado muchos temas, pero no me imaginaba lo que me he encontrado en libros como "La Isla de los Eones" o "Brachan el Celta", por citar tan sólo un par de ellos...

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  5. Sí, me has descubierto personajes que no conocía. Y eso que se quitó de en medio pronto, que si no.

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