HOWARD PHILIPS
LOVECRAFT
José Francisco Sastre García
Howard Philips Lovecraft, el genio
de Providence, el maestro del horror cósmico, creador de una aterradora
cosmogonía ajena a todo lo conocido sobre la Tierra… Poseído por ancestrales
criaturas que, ignoradas por el común de los mortales, acechan desde más allá
de los insondables abismos de la locura y el caos…
¿Cómo pudo surgir de una mente
racional, lógica, la aberración inmemorial, perversa, que componen los Mitos de
Cthulhu? Porque el ambiente claustrofóbico que se genera en estas historias,
repleto de terribles criaturas que acechan desde lo más profundo del océano, o
de la tierra, o desde el espacio exterior, es un heraldo de impotencia, de
locura, que envuelve a los protagonistas y los arrastra a un mundo de
pesadillas sin fin, de caos y desolación casi imposibles de evitar…
Si analizamos la obra original de
Lovecraft, comprobaremos que, aunque puede ser interpretada tal y como lo hizo
Derleth, mediante el eterno conflicto entre el bien y el mal, acudir a una
explicación tan simplista no resulta suficiente, ya que el autor lo define
claramente en sus obras: aunque es un mal primigenio desde nuestro punto de
vista, es una mentalidad, una idea, que está más allá de cualquier pensamiento
humano. Para nosotros es el mal encarnado, el terror más absoluto, una
perspectiva que no comparten estas criaturas que ni siquiera están hechas de
nuestra misma sustancia, cuyos pensamientos son tan ajenos a los terrestres que
ni siquiera podemos llegar a entenderlos… No se justifica la naturaleza de los
Hijos de Azathoth, simplemente se entiende como algo ajeno que nos combate y a
lo que debemos combatir, sin más…
El resumen de esta cosmogonía es
simple: en los remotos tiempos en los que el hombre aún no existía como tal, a
nuestro planeta arribó una horda de criaturas que lucharon contra otras
afincadas en Betelgeuse y perdieron: la mayoría fueron encerradas en diversos
lugares del planeta y del espacio exterior, aunque unas pocas consiguieron
huir; de esta situación se derivó un tiempo de horror y muerte, pues los
Grandes Primigenios y las razas que los secundaban se extendían cual plaga,
generando a su vez razas subhumanas con los primeros remedos de humanidad…
Desde sus escondites y reductos, lanzaban a sus acólitos en busca del caos y la
muerte que eran su modo de vida… El más notorio de ellos fue Cthulhu, que fundó
una inmensa ciudad, R’lyeh, que se hundió cerca de la isla de Pohnpei…
Toda la parafernalia que se ha
generado en torno a los mitos de Cthulhu en realidad procede no tanto de de
Lovecraft, que puso un importante germen, sino de su más acérrimo acólito,
August Derleth, y de los seguidores de su Círculo: Donald Wandrei, Frank Belnap
Long, Robert Bloch, Robert Erwin Howard (aunque no lo parezca, así es), Henry
Kuttner… Y autores que, con posterioridad, se asomaron al universo
lovecraftiano y lo asumieron como propio, como Ramsey Campbell o Brian Lumley,
por citar tan sólo un par de ellos…
Así, si nos atenemos
escrupulosamente a la obra original del escritor de Providence, tenemos que
pensar en lo siguiente:
·
Los
únicos Primigenios que menciona expresamente son:
o
Cthulhu,
que yace dormido en las profundidades marinas, en su ciudad de Rl’Yeh, cerca de
Pohnpei.
o
Nyarlatothep,
el Caos Reptante, que vigila desde la escondida Kadath, en la temible Meseta de
Leng.
o
Yog
Sothoth, el Uno en Todo y el Todo en Uno, que vaga libre por los confines del
Cosmos más recóndito, uno de los pocos que escapó a la prisión a la que fueron
condenados por los Dioses Arquetípicos, junto con el ya mencionado Caos
Reptante.
o
Azathoth,
el Dios Babeante, que yace aherrojado en el centro del Universo, complacido en
su propia locura, disfrutando de la cacofónica, caótica música, que crea a su
alrededor y que fomenta la insania en aquel condenado que la escucha.
o
Dagon,
el dios marino, pariente cercano de Cthulhu.
o
Shub-Niggurath,
la Cabra Negra de los Mil Cabritos, yaciente en el subsuelo terrestre, presta a
liberar a su progenie contra la confiada humanidad.
o
Hastur
el Inefable, encerrado en el negro lago de Hali, junto a Carcosa, en Celaeno,
de las Híadas.
o
Nuadens,
el único nombre que da del grupo de dioses que define como Arquetípicos,
enfrentados a los Primigenios por una guerra no aclarada a pesar de la
estructuración posterior de Derleth. Sencillamente, Se enfrentaron y vencieron
los Arquetípicos, que encerraron a casi todos sus enemigos en diversos lugares
del espacio y de la Tierra…
Su recreación de un pasado y un presente
envueltos en las nieblas de la locura, el caos y la destrucción pasa por la
presentación de criaturas de todo tipo, extraídas algunas del folklore de
diversas culturas (ghouls, profundos) y otras de su propia imaginación (Dholes,
Shantaks, Alimañas Descarnadas…), junto con la creación del libro Maldito por
excelencia, el Libro Prohibido que nadie debería conocer para evitar perder la
razón o provocar el regreso de los Grandes Antiguos: el Necronomicon, el Libro de los Nombres Muertos, escrito por el
demente Abdul Alhazred en tiempos remotos… Como añadido a este volumen, del
Círculo que lo rodeaba surgieron otros ejemplares igualmente execrables,
terribles, como Cultes del Ghoules
del conde D’Erlette (August Derleth), Libro
de Eibon (Clark Ashton Smith), De
Vermis Misteriis de Ludvig Prinn (Robert Bloch), Unaussprechlichen Kulten de Von Juntz (Robert E. Howard)…
Los protagonistas se ven abocados a un
destino inexorable: pueden luchar, pueden oponerse a los temibles Primigenios,
pero sólo la intervención de profundos conocedores de los misterios y secretos
de la antigüedad es capaz de frenar el avance del Caos Absoluto: el destino de
quien se enfrenta a ellos sin la fuerza suficiente, suele ser la locura, la
muerte e incluso algo peor… Si bien en la obra de Lovecraft el destino de los
protagonistas suele ser oscuro y terrible, deja entrever un elemento que
aprovecharán sus seguidores para crear el talismán protector por excelencia: la
estrella de cinco puntas de esteatita verde con el símbolo de los Arquetípicos
en su centro, una columna en llamas…
Hay una clara diferenciación entre los
escritos del Lovecraft inicial y posterior: cuando comienza está netamente
influenciado por Lord Dunsany, de quien extrae ideas y recursos para escribir
cosas como La Poesía y los Dioses, Los Gatos de Ulthar, Celephais, La Búsqueda de Iranon, La
Maldición que Cayó sobre Sarnath, el Ciclo de Aventuras Oníricas de
Randolph Carter… Son relatos imbuidos de una cierta lírica y un ambiente
irreal, procedente del mundo de los sueños, en el que se entremezclan los
mundos placenteros, serenos, incluso bucólicos a veces, con las aventuras y las
pesadillas. El resto de sus historias, salvo alguna excepción, puede
encuadrarse perfectamente dentro del gran bloque de los Mitos de Cthulhu
propiamente dicho. A esta época pertenecen sus historias más celebradas, entre
las que se encuentran La Llamada de
Cthulhu, El Horror de Dunwich, La Sombra sobre Innsmouth, En las Montañas
de La Locura o El Caso de Charles
Dexter Ward, por citar sólo algunos títulos…
Tuvo una temporada en la que se
convirtió en corrector y colaborador de otros autores, a los que imprimió su
sello particular; de esta época surgen historias como El Horror de Martin’s Beach, Muerte
Con Alas, La Cabellera de Berenice,
El Verdugo Eléctrico, El Museo de los Horrores,… Relatos
menores, pero también con una gran carga de calidad y fuerza. Entre los autores
de esa etapa podemos citar a Hazel Zeald, Zealia Bishop, Adolphe de Castro,
Elizabeth Berkeley, Robert H. Barlow, Sonia Green…
A su muerte, August Derleth se hizo
cargo de los Mitos y los reconvirtió a su antojo, convirtiéndolos en un
trasunto del enfrentamiento entre los Dioses Originales y los rebeldes que deciden
combatirlos, derivando la idea original en buenas aventuras de corte terrorífico,
pero sin el mordiente, sin la chispa que había caracterizado la oscura obra del
genio de Providence.
La tentación de escribir sobre los mitos
ha sido siempre muy fuerte: así, tenemos incontables seguidores de la obra,
como James Wade (Los Profundos), Colin
Wilson (El Regreso de los Lloigor),
Ramsey Campbell (Edición Fría), Brian
Lumley (La Ciudad Hermana), etc. De
resultas de esta amalgama de autores contemporáneos y posteriores, al panteón
de Cthulhu original de Lovecraft se unirán entidades como Cthugha el Señor del
Fuego (encerrado en Fomalhaut), Chaugnar Faugn, Nyogtha, Shudde M’ell,
Ghatanothoa (en una isla en el Pacífico), Y’Golonac, Ithaqua (en los helados
desiertos árticos)…
Toda esta pléyade de monstruos recibió
una especie de jerarquía por parte de Derleth, que aprovechó las ideas de
Lovecraft para crear su propio corpus. Así, El líder de la rebelión era
Azathoth, y sus lugartenientes los Señores de los Elementos y el Tiempo:
Cthulhu (Agua), Cthugha (Fuego), Tsathoggua (Tierra), Ithaqua (Aire), Hastur
(Espacio exterior) y Yog Sothoth (Tiempo y Espacio)… Todos ellos procedían de
un único origen, una criatura lovecraftiana de nebulosa naturaleza conocida
como Ubbo Sathla, el Primero…
El universo lovecraftiano es mórbido,
inquietante, envuelto en las sombras de la eternidad y la malevolencia… El mar,
igual que las profundidades terrestres, es fuente de terrores sin nombre, de
horrores que nos acechan desde el origen de los tiempos, esperando su momento
para caer sobre la confiada humanidad y reducirla a meros esclavos sin mente
que complazcan todos sus caóticos y sangrientos caprichos… Leer a Lovecraft es
tropezar con las más terribles de tus pesadillas, con anormalidades fungosas,
de naturaleza totalmente extraterrena, contra las que no hay apenas salvación
posible, tan sólo detener a sus sirvientes para que no puedan liberarlas…
Para quien quiera conocer la obra de
Lovecraft, puede encontrarla prácticamente íntegra en la editorial Alianza, en
los siguientes títulos:
·
Los Mitos de
Cthulhu
·
Viajes el Otro
Mundo
·
El Caso de
Charles Dexter Ward
·
El Horror de
Dunwich
·
En la Cripta
·
Los que Vigilan
desde el Tiempo
·
En las Montañas
de la Locura
·
Dagon y otros
cuentos Macabros
·
En la Cripta y
otros Relatos
Además, otras obras del autor y sus
colaboraciones pueden encontrarse en la editorial Edaf (El Museo de los
Horrores, La Noche del Océano), en la editorial BUC Caralt (Horror en el Museo,
Muerte con Alas), las sucesivas reediciones que se han ido haciendo de dicho
material… Y si os apasiona el mundo de los Mitos, aunque no proceda de
Lovecraft, podéis encontrar títulos en gran cantidad…
¡Un maestro del horror sin duda! Me han apasionado siempre sus historias al igual que las de Edgar Alan Poe.. :)
ResponderEliminar¡Saludos amigo!
¿Conocías todo lo que menciono aquí? Porque a mí me costó completar todo el puzzle lovecraftiano... en cuanto me descuidaba descubría historias suyas que no conocía y echando chispas a conseguirlas... Lo único que no tengo a pesar de conocerlo es la poesía, que la llevo peor...
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