sábado, 13 de diciembre de 2014

ATAVISMO EN HOWARD



EL ATAVISMO EN LA OBRA DE HOWARD
SERES DE FICCION, SERES DE REALIDAD

Jose Francisco Sastre García

Leyendo la abundante obra de Howard, sobre todo en lo que respecta a su mayor creación, la era hybórea, a veces de hace difícil determinar dónde acaba la fantasía y empieza la realidad.
Como ya he demostrado en un artículo anterior, la mayoría, por no decir todos los términos toponímicos de la geografía howardiana, pertenecen a una cierta realidad, ya sea legendaria o histórica.
De igual manera, pensando en las criaturas que suelen aparecer en la literatura del creador de Conan, se me ha ocurrido pensar que, tal vez, no estén tan alejadas de la realidad: excepto las surgidas de la magia, no son tan extrañas o aberrantes como para pensar que sean una simple ficción, la pesadilla de un escritor.
Por tanto, me he decidido a plantear de esta manera el presente trabajo: ¿podría ser que los seres monstruosos de la obra de Howard no fueran meramente obra de ficción, sino que el escritor tejano hubiese basado sus creaciones en criaturas surgidas de una cierta realidad, más o menos misteriosa? Si es así o no, eso debe decidirlo cada uno después de leer esto.
Para aglutinar de alguna manera las criaturas que aparecen a lo largo del presente trabajo, he formado cuatro grandes grupos:
El primero, el de los reptiles, agrupa todas aquellas criaturas que contienen, como el mismo epígrafe indica, unas connotaciones de tipo reptilesco: dragones, hombres-serpiente, etc.
El segundo, de los humanoides, incluye aquellas seres que parecen estar emparentados, de alguna manera más o menos lejana, con la raza humana.
El tercero, de los monstruos, abarca todas aquellas criaturas que parecen ajenas a todo lo habitualmente conocido de este mundo.

DE LOS REPTILES Y SU EVOLUCION

Todos hemos oído hablar de los dinosaurios, los reptiles que dominaron el planeta hace unos 65 millones de años, durante la era Secundaria. También hemos oído hablar de su misteriosa desaparición, debida según unos a la explosión de una supernova[1] cercana, según otros a una lluvia de meteoritos y, según otros, a cambios climáticos que afectaron a las plantas de que se alimentaban[2].
Muchos de los seres que aparecen en la obra de Howard como reliquias de otros tiempos son de carácter reptílico; en concreto, algunos de ellos son dinosaurios. Leemos en el relato "Clavos Rojos"[3] la siguiente descripción:
"...Unas fauces sonrientes dejaban al descubierto una enorme dentadura amarilla de la que chorreaba una babosa espuma rojiza. Por encima de la boca había un hocico arrugado de saurio. Un par de ojos similares a los de una serpiente, pero mucho más grandes, miraban fijamente a la inmóvil pareja que se hallaba sobre la roca.[...] La cabeza, muchísimo más grande que la de un cocodrilo, se prolongaba hacia atrás convirtiéndose en un largo cuello lleno de escamas coronado por una cresta de espinas. Detrás, aplastando los arbustos como si fueran hierbajos, se veía un cuerpo monstruoso, con forma de barril y unas patas ridículamente cortas. El vientre blanquecino casi rozaba el suelo, mientras que el espinazo medía el doble que Conan. Una cola larga y afilada, como la de un gigantesco escorpión, se arrastraba por la hojarasca."
En esta descripción hay un detalle revelador: las espinas que, a modo de crin recorren el cuello de la criatura y casi con seguridad su espalda, y el hecho del avance aparentemente a cuatro patas indican con claridad que se trata de un animal de la familia del estegosaurio. Sin embargo, también es cierto que estos animales eran herbívoros, según nos explica la Ciencia Oficial[4].
Lo que esta Ciencia no nos explica es por qué en unas piedras del Perú, que parecen datar de hace miles o millones de años, aparecen unos seres humanoides combatiendo con los dinosaurios, los cuales son, sin excepción, carnívoros[5],[6]. ¿Acaso Howard pudo tener acceso a esta información, o se trató simplemente de licencia literaria?
Hay más dinosaurios vivos en la obra de Howard: los seres alados que las gentes de Zimbabwe domestican en "La Luna Roja de Zembabwei"[7] pertenecen, claramente, al grupo de los pterosaurios.
¿Pudieron haber sobrevivido los dinosaurios hasta la época hybórea, o incluso hasta más tarde? La respuesta no es clara, y, sin embargo, como muestra ahí tenemos el enigma del Lago Ness y de los lagos del Norte americano: Nessie y Ogopogo, Champ e Igopogo, e incluso Manipogo, podrían no ser una invención para atraer turismo, sino una enigmática realidad6.
En otro orden, dejando aparte a los dinosaurios, otros atavismos ofídicos son las serpientes gigantes, más grandes que cualquier ejemplar conocido: las encontramos en varios relatos de Howard con diferentes nombres, aunque siempre representa la misma criatura. El Trepador de "Clavos Rojos"3, Satha de "La Ciudadela Escarlata"[8] y "El Valle del Gusano"[9], y la Serpiente Fantasma de "Más Allá del Río Negro"3, no son sino enormes especímenes de ofidios que sobrevivieron durante más tiempo de lo natural gracias, precisamente, a su tremenda fuerza y sus peligrosos hábitos alimenticios.
A partir de aquí entramos en una cierta ficción, aunque no total: aludiremos a las razas que, durante eones antes de la llegada del hombre, habían dominado el mundo de Howard: los hombres serpiente y las serpientes de cabeza humana.
Hablemos primero de las serpientes de cabeza humana: no parecen ser más que una invención howardiana, puesto que no existe ningún precedente, ningún dato que permita sospechar su existencia en nuestro mundo. Solamente en una ocasión aparecen en la literatura howardiana: "El Dios del Cuenco"[10].
Sin embargo, sobre los hombres-serpiente sí tenemos algo que decir: en otro artículo ya escribí sobre ellos, sobre su historia de retrocesos ante el empuje humano hasta desaparecer casi por completo. Como ya indicábamos entonces, entre los indios séneca existe una leyenda que habla de una era anterior gobernada por los hombres-serpiente, leyenda a la que parece que el creador de Conan tuvo acceso[11]. En este sentido, también podemos hablar de una teoría no demostrada: un científico, Dale Russell, especuló con la posibilidad de que una especie de dinosaurios, el Stenonychosaurus, podría haber sufrido el desarrollo de su cerebro y haber adquirido una postura erguida para sostener el peso de su cabeza[12]; posteriormente, hubiera desarrollado sus hombros. La foto que acompaña a este artículo podría indicar el aspecto que hubieran tenido estos hombres serpiente6.

DE HUMANOS Y HUMANOIDES

El misterio de la evolución humana es tan insondable, tan difícil de desentrañar, que en todo momento surgen preguntas y cuestiones que nos obligan a dudar de los conceptos en los que habitualmente hemos creído.
En la obra de Howard, el ser humano sufre una evolución extraña, ramificada, de tal manera que terminan por surgir varias subespecies de humanos: los hombres alados, los diablos humanos y los hombres propiamente dichos.
Los hombres alados aparecen un par de veces en los relatos del creador de Conan, en "El Jardín del Miedo"9 y "La Reina de la Costa Negra"[13]; son hombres oscuros, de apariencia negroide y una complexión más fuerte, provistos de unas alas membranosas. Hasta aquí, todo podría ser una mera ficción; sin embargo, he aquí las descripciones de los seres entrevistos en diversas ocasiones:
"El 18 de Septiembre de 1877, fue visto un ser humano alado sobre Brooklyn, Nueva York. No se dispone más que de unos pocos detalles, pero una figura similar fue observada en Septiembre de 1880, no muy lejos, exactamente en Coney Island"6.
"El 11 de Julio de 1908[14], un hombre que caminaba por las montañas Sijoté-Alin (Siberia Oriental) vio lo que parecía ser una huella de pie humano en el camino. Su perro empezó a actuar de forma extraña, y oyó como algo rebullía entre las matas. Al cabo de varios minutos, el caminante, V. K. Arseniev, arrojó una piedra hacia la criatura invisible, e inmediatamente oyó el ruido de un batir de alas y vio que algo grande y oscuro volaba hacia el río.[...] Más tarde, cuando Arseniev explicó a sus vecinos lo que había ocurrido, éstos identificaron la criatura como un hombre que podía volar por el aire, caso bien conocido entre los cazadores de la región"6.
"A principios de la década de 1950, el matrimonio brasileño los Real caminaban una noche por un bosque cercano al mar, en la localidad de Pelotas, en Río Grande do Sul, cuando advirtieron la presencia de 'dos aves' gigantescas en los árboles. Al acercarse más, las 'aves' bajaron al suelo y la sorprendida pareja comprobó que las criaturas medían 1,8 m. de altura aproximadamente, y que tenían una apariencia humana"6.
"Tres marines que hacían guardia cerca de Da Nang, en Vietnam del Sur, en Julio o Agosto de 1969, vieron una figura que se acercaba a ellos. Emitía una especie de resplandor. Vieron una mujer desnuda, negra, con unas grandes alas de murciélago, que resplandecía en la noche con una especie de fulgor verdoso"6.
Existen muchos más casos documentados sobre los hombres alados, mas pienso que como muestra bastan éstos.
En cuanto a la definición de la expresión "diablos humanos" que utilicé antes, me refiero a los seres humanos de aspecto negroide, al igual que los hombres alados, que pueblan algunos puntos de la geografía hybórea, como la isla de las estatuas de hierro de "Sombras a la Luz de la Luna"[15], o la isla de "El Estanque de los Negros"[16]. Estas criaturas perversas, que por su actitud más parecen demonios que seres humanos, son otra de las ramas evolutivas que aparentemente desaparecieron de la faz de la tierra. A este respecto, sería conveniente matizar que se han encontrado restos de seres excepcionalmente altos en diversos puntos del globo, seres de aspecto humano que, en algunos casos, han llegado a los cuatro metros de altura6. ¿Podría tratarse de los mismos seres howardianos?
Dentro del grupo de las criaturas humanoides existen unos seres de la obra de Howard que, claramente, no proceden de ninguna línea evolutiva humana, sino que son algo totalmente distinto: los demonios necrófagos, denominados ghouls en las antiguas tradiciones sajonas. En el caso de Howard, estos ghouls se agrupan en distintas subespecies según la región en que evolucionaron. Así, en el Sur de Hyrkania, los brylukas de "El Camino de las Aguilas"15 eran "vagamente humanos y no tenían pelo; eran delgados y enjutos, como si hubieran estado sometidos a un largo ayuno. Tanto los dedos de sus manos como los de sus pies terminaban en unas enormes garras afiladas. Sus grandes ojos miraban fijo y sus rostros parecían más los de un murciélago que los de un ser humano, puesto que tenían orejas enormes, pequeñas narices aplanadas y bocas anchas, que dejaban entrever unos colmillos puntiagudos"; los ogros de Yanaidar de "La Daga Llameante"[17] eran "sombras grises, con ojos desorbitados y mandíbulas de perro"; los demonios de los pantanos pictos de "Más Allá del Río Negro"3 eran de gran altura, con un rostro de apariencia demoníaca debido a "la oblicuidad de los ojos, a las orejas puntiagudas y a la delgadez lobuna de sus labios.[...] Otros detalles estaban a la vista: un torso estrecho, cubierto de escamas de serpiente y que, no obstante, tenía forma humana; brazos de hombre, pero piernas delgadas que terminaban en unos pies anchos, provistos de tres dedos. El fuego azulado fluctuaba también a lo largo de sus monstruosas extremidades"; y, por fin, los demonios de los bosques zingarios de "Conan el Conquistador"[18] eran "unos seres grisáceos con ojos que no parpadeaban ni parecían humanos".
Mención aparte merecen las únicas criaturas que aparecen en la obra de Howard a las que se les podría dar el apelativo de vampiros. Me refiero a la princesa Akivasha, del relato "Conan el Conquistador"18, la mujer estigia que firmó un pacto con las tinieblas para ser inmortal, y que intentó beber la sangre de Conan durante su aventura, y a cierto conde español de "El Horror del Montículo"[19]. En este sentido, y referido al tema de los vampiros, he de decir que hay multitud de casos documentados al respecto, aunque siempre se plantea el mismo problema: los desgraciados que aparecían en sus tumbas con aspecto saludable, ¿habían vuelto a la vida o habían sido enterrados en vida, fenómeno harto frecuente en la antigüedad y las épocas de grandes crisis y epidemias?
Al tiempo que los vampiros, otro de los seres legendarios más conocidos por todo el mundo aparece igualmente en la obra de Howard de forma escasa: el hombre-lobo. En concreto, su aparición se limita a "En el Bosque de Villefère"20 y "Cabeza de Lobo"[20], dos relatos que forman parte de la misma historia. Sin embargo, existe una diferencia fundamental entre el vampiro y el hombre-lobo: así como el primero está muy bien documentado, el segundo no muestra más que algunos relatos, la mayoría de ellos debidos al abuso del LSD o a las antiguas leyendas de seres sobrenaturales; vamos, que en concreto no hay nada que permita pensar que estos seres han podido existir alguna vez.
Para finalizar con este grupo de seres atávicos tocaremos ligeramente el tema del famoso Hombre de las Nieves, aparecido en "Conan el Vengador"[21]. En este relato aparece como un ser sobrenatural, gigantesco, de pelo blanco y tremendamente perverso.
A este respecto, lo que la Ciencia nos dice sobre el auténtico Hombre de las Nieves no es mucho, aunque sí es distinto del relato. Para empezar, esta criatura no es privativa del Tibet y los Himalayas, donde se la conoce como Yeti, sino de todo el mundo: en Estados Unidos es Bigfoot, en Canadá Sasquatch y Wendigo, en Siberia Occidental Alma, en Sudamérica Maricoxi, en Africa Chemosit, en Siberia Oriental Chuchunaa, en Indochina Xuerén, en Japón Hibagon y en Australia Yowie. No se han encontrado restos suyos, al menos oficialmente, aunque sí se han visto extrañas huellas de enormes pies de aspecto humano y se han tomado filmaciones y fotos, así como testimonios, que parecen corroborar de alguna manera la existencia de estos seres. Sus rasgos, aunque distintos según cada lugar del mundo, tienen características comunes: por lo general son muy grandes, cubiertos de una abundante vellosidad de tonalidades rojizas o grisáceas, de aspecto humanoide y huidizos.

DE SERES CONOCIDOS Y DESCONOCIDOS

En esta última sección nos vamos a ocupar de criaturas que, a lo largo de la obra de Howard, sobreviven desde los tiempos más remotos, criaturas que no caben dentro de ninguna de las dos clasificaciones anteriores.
Comenzando por los animales más conocidos, tenemos, de una parte, al legendario tigre dientes de sable, conocido técnicamente como Machairodus, y de otra al no menos legendario kraken.
Sobre el Machairodus, no hay demasiado que decir: si aún existiera alguno, lo sabríamos: eran lo suficientemente grandes y feroces como para atacar a cualquier ser vivo bajo cualquier condición y lugar. En palabras de Howard, en "El Valle del Gusano"9, era "un desarrollo orgánico que se había vuelto loco y había corrido hasta no ser sino garras y colmillos para la matanza y la destrucción".
Por lo que respecta al kraken, la cosa no es tan sencilla: a pesar de que sólo figura en "Conan de las Islas"[22], esta criatura marina ha ejercido siempre un poderoso influjo sobre la mente del ser humano.
De todas maneras, hay que entender un pequeño matiz al respecto: como kraken se conoce habitualmente no al pulpo gigante, sino al calamar gigante. Y la prueba de que estos seres han existido, y que quizás en las profundidades marinas aún subsistan algunos, es que, por una parte, se han encontrado en los estómagos de los cachalotes, enemigos irreconciliables de estas criaturas, restos que indican tamaños de incluso 18 m. de longitud. Al mismo tiempo, los científicos han estudiado calamares varados en tierra de tamaños similares. A este respecto, ha habido numerosos informes a lo largo de los siglos de avistamientos de criaturas marinas de difícil, por no decir imposible, clasificación: serpientes marinas, pulpos gigantes, krakens, etc6.
Otro de los seres, no por menos conocido inexistente, es el árbol devorador o kulamtu, como lo denomina Howard en "Conan el Bucanero"[23]. Casi podría asegurar con toda certeza que el creador de Conan había oído los informes que algunos científicos daban sobre árboles de la isla de Madagascar capaces, aparentemente, de devorar incluso seres humanos. Como es lógico, en estos informes se plasma no sólo la descripción y hábitos del supuesto árbol devorador, sino, además, una parte importante de las leyendas de los guías que llevan a los científicos hasta el monstruo. En una palabra, que a pesar de su existencia, es probable que estas plantas, en realidad, se alimenten de pequeños animales o, en último extremo, niños que se despisten entre sus ramas[24].
Enfocado más como una ficción que como una posible realidad, nos encontramos ante el eterno tema de las arañas gigantes. Invaden nuestro mundo desde el cómic, la literatura y el cine, y, sin embargo, en la obra de Howard figuran tan sólo en una ocasión: en "La Torre del Elefante"10, con un tamaño aproximado al de un cerdo. A pesar de esta invasión, no existe constancia alguna de la existencia de arácnidos de gran tamaño. Sin embargo, la proliferación de esta criatura desde los tiempos más remotos podría hacer suponer que realmente existiría algún ejemplar en lugares remotos del mundo.
Como colofón a este trabajo, hablaremos de los seres que proceden totalmente de la ficción, de criaturas que llegan hasta Howard desde la obra de Lovecraft, el creador de los Mitos de Cthulhu, o surgidas de la fértil imaginación del creador de Conan. Este último caso es el del yakhmar, de "La Guarida del Gusano de Hielo”13, una monstruosa criatura que desafía todas las leyes de la naturaleza al desprender de su cuerpo no calor, sino un intenso frío.
De este estilo de criaturas, los gusanos, es de lo que más abunda en la literatura howardiana: la babosa gigante de Larsha, en "El Aposento del los Muertos"13, y los gusanos gigantes de "El Valle del Gusano"9 y "Abismo Negro"[25], son exponentes de esta corriente.
Precisamente estos dos últimos gusanos gigantes poseen, además, otra característica peculiar: acuden a un sonido extraño, cacofónico, exactamente igual que las abominables criaturas que poblaron las pesadillas del maestro de Providence, Lovecraft.
Igualmente procedentes de la imaginación de este genial escritor de terror son, por una parte, Thog de Xuthal, de "La Sombra Deslizante"16, una sorprendente criatura de una insustancialidad y un rostro batracio típicos del creador de los Mitos de Cthulhu, y que se puede comparar perfectamente con Tsathoggua o alguno de sus más allegados acólitos; y, por otra parte, la hiena vampiro del Caos de "La Esfinge Negra de Nebthu"7, una "cosa" más terrenal, más sólida, que surge de las entrañas de la tierra para destruir cualquier ser vivo que se cruce en su camino. En este sentido, la procedencia de Lovecraft es mucho más indirecta, y se debe al hecho de que uno de los postulados del maestro de Providence era que la actual Esfinge de Gizeh había representado, en la más remota antigüedad, un horror ominoso, abominable[26]. ¿Pudo ser verdad? Lo único cierto en torno a Lovecraft es que algunos de los restos que describe en sus relatos existen realmente.
En consecuencia, y como final de artículo, quiero plantear la pregunta clave, que habrá de contestar cada lector por su cuenta: ¿describió Howard seres reales, seres que existen en la actualidad? ¿O se basa simplemente en su imaginación y estudios y tradiciones?



[1] Para aquellos que no estén muy versados en astronomía, diré que una supernova es una estrella que, debido a ciertos factores internos que aún no son muy bien conocidos, está sujeta a bruscas variaciones de temperatura que, finalmente, la hacen desaparecer en una explosión que libera mucha más energía que cualquier otra estrella.
[2] Si la teoría de los cambios en las plantas de que se alimentaban los dinosaurios fuese la correcta, está claro que todos los terrestres habrían muerto de hambre. Sin embargo, los acuáticos no habrían tenido esos problemas y habrían podido seguir gobernando los mares hasta nuestros días, lo que no parece suceder.
[3] Publicado en "Conan el Guerrero", Editorial Fórum, nº 7.
[4] Una descripción similar, si no idéntica, es la que ofrecen los habitantes del Africa Central, de las regiones más impenetrables de la selva africana, sobre una criatura a la que llaman mokele m'bembe. Ha habido muchos informes al respecto, aunque, al parecer, sólo algunos negros han llegado a ver a la misteriosa criatura.
[5] Publicado en "Existió otra Humanidad", de Juan José Benítez, Editorial Plaza & Janés, colección Realismo Fantástico, nº 35.
[6] Publicado en "Lo Inexplicado", Editorial Delta.
[7] Publicado en "Conan de Aquilonia", Editorial Fórum, nº 11.
[8] Publicado en "Conan el Usurpador", Editorial Fórum, nº 8.
[9] Publicado en "El Valle del Gusano", Editorial Martínez Roca, colección Fantasy, nº 9.
[10] Publicado en "Conan, Origen de una Leyenda", Editorial Fórum, nº 1.
[11] Publicado en "Mundos Anteriores al Nuestro", de Brad Steiger, Editorial Edaf, colección Nuevos Temas.
[12] No olvidemos que muchos de los dinosaurios, y en especial los carnívoros, como el Tirannosaurus, se desplazaban a dos patas.
[13] Publicado en "Conan el Cimmerio", Editorial Fórum, nº 2.
[14] Para aquellos que no están muy versados en los misterios del mundo, diremos que el 30 de Junio de 1908, en la Siberia Central, en Tunguska, se produjo una tremenda explosión de origen desconocido que arrasó una gran parte de la taiga. Hay quienes hablan de un meteorito, de un cometa, de antimateria y hasta de una nave espacial. Pero la verdad no se conoce. ¿Esta explosión y el subsiguiente avistamiento tienen alguna relación?
[15] Publicado en "Conan el Pirata", Editorial Fórum, nº 3.
[16] Publicado en "Conan el Aventurero", Editorial Fórum, nº 5.
[17] Publicado en "Conan el Vagabundo", Editorial Fórum, nº 4.
[18] Publicado con el mismo título, "Conan el Conquistador", Editorial Fórum, nº 9.
[19] Publicado en "Rostro de Calavera", Editorial Martínez Roca, colección Super Terror, nº 21.
[20] Publicado en "El Reino de las Sombras", Editorial Obelisco, colección Fantástica.
[21] Publicado con el mismo nombre, "Conan el Vengador", Editorial fórum, nº 10.
[22] Publicado con el mismo título, "Conan de las Islas", Editorial Fórum, nº 12.
[23] Publicado con el mismo título, "Conan el Bucanero", Editorial Fórum, nº 6.
[24] Enciclopedia Juvenil, Editorial Argos Vergara.
[25] Publicado en "Rey Kull", Editorial Martínez Roca, colección Fantasy, nº 34.
[26] Estos datos proceden del relato "Encerrado con los Faraones", incluido en el libro "El Clérigo Malvado", de H. P. Lovecraft, Editorial Alianza, colección Libro de Bolsillo, nº 963.

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