EL
ATAVISMO EN LA OBRA DE
HOWARD
SERES DE
FICCION, SERES DE REALIDAD
Jose
Francisco Sastre García
Leyendo la
abundante obra de Howard, sobre todo en lo que respecta a su mayor creación, la
era hybórea, a veces de hace difícil determinar dónde acaba la fantasía y
empieza la realidad.
Como ya he
demostrado en un artículo anterior, la mayoría, por no decir todos los términos
toponímicos de la geografía howardiana, pertenecen a una cierta realidad, ya
sea legendaria o histórica.
De igual
manera, pensando en las criaturas que suelen aparecer en la literatura del
creador de Conan, se me ha ocurrido pensar que, tal vez, no estén tan alejadas
de la realidad: excepto las surgidas de la magia, no son tan extrañas o
aberrantes como para pensar que sean una simple ficción, la pesadilla de un
escritor.
Por tanto,
me he decidido a plantear de esta manera el presente trabajo: ¿podría ser que
los seres monstruosos de la obra de Howard no fueran meramente obra de ficción,
sino que el escritor tejano hubiese basado sus creaciones en criaturas surgidas
de una cierta realidad, más o menos misteriosa? Si es así o no, eso debe
decidirlo cada uno después de leer esto.
Para
aglutinar de alguna manera las criaturas que aparecen a lo largo del presente
trabajo, he formado cuatro grandes grupos:
El
primero, el de los reptiles, agrupa todas aquellas criaturas que contienen,
como el mismo epígrafe indica, unas connotaciones de tipo reptilesco: dragones,
hombres-serpiente, etc.
El
segundo, de los humanoides, incluye aquellas seres que parecen estar
emparentados, de alguna manera más o menos lejana, con la raza humana.
El
tercero, de los monstruos, abarca todas aquellas criaturas que parecen ajenas a
todo lo habitualmente conocido de este mundo.
DE LOS
REPTILES Y SU EVOLUCION
Todos
hemos oído hablar de los dinosaurios, los reptiles que dominaron el planeta
hace unos 65 millones de años, durante la era Secundaria. También hemos oído
hablar de su misteriosa desaparición, debida según unos a la explosión de una
supernova[1]
cercana, según otros a una lluvia de meteoritos y, según otros, a cambios
climáticos que afectaron a las plantas de que se alimentaban[2].
Muchos de
los seres que aparecen en la obra de Howard como reliquias de otros tiempos son
de carácter reptílico; en concreto, algunos de ellos son dinosaurios. Leemos en
el relato "Clavos Rojos"[3]
la siguiente descripción:
"...Unas
fauces sonrientes dejaban al descubierto una enorme dentadura amarilla de la
que chorreaba una babosa espuma rojiza. Por encima de la boca había un hocico arrugado
de saurio. Un par de ojos similares a los de una serpiente, pero mucho más
grandes, miraban fijamente a la inmóvil pareja que se hallaba sobre la
roca.[...] La cabeza, muchísimo más grande que la de un cocodrilo, se
prolongaba hacia atrás convirtiéndose en un largo cuello lleno de escamas
coronado por una cresta de espinas. Detrás, aplastando los arbustos como si
fueran hierbajos, se veía un cuerpo monstruoso, con forma de barril y unas
patas ridículamente cortas. El vientre blanquecino casi rozaba el suelo,
mientras que el espinazo medía el doble que Conan. Una cola larga y afilada,
como la de un gigantesco escorpión, se arrastraba por la hojarasca."
En esta
descripción hay un detalle revelador: las espinas que, a modo de crin recorren
el cuello de la criatura y casi con seguridad su espalda, y el hecho del avance
aparentemente a cuatro patas indican con claridad que se trata de un animal de
la familia del estegosaurio. Sin embargo, también es cierto que estos animales
eran herbívoros, según nos explica la Ciencia Oficial[4].
Lo que
esta Ciencia no nos explica es por qué en unas piedras del Perú, que parecen
datar de hace miles o millones de años, aparecen unos seres humanoides
combatiendo con los dinosaurios, los cuales son, sin excepción, carnívoros[5],[6].
¿Acaso Howard pudo tener acceso a esta información, o se trató simplemente de
licencia literaria?
Hay más
dinosaurios vivos en la obra de Howard: los seres alados que las gentes de Zimbabwe
domestican en "La Luna
Roja de Zembabwei"[7] pertenecen, claramente, al grupo de los pterosaurios.
¿Pudieron
haber sobrevivido los dinosaurios hasta la época hybórea, o incluso hasta más tarde?
La respuesta no es clara, y, sin embargo, como muestra ahí tenemos el enigma
del Lago Ness y de los lagos del Norte americano: Nessie y Ogopogo, Champ e
Igopogo, e incluso Manipogo, podrían no ser una invención para atraer turismo,
sino una enigmática realidad6.
En otro
orden, dejando aparte a los dinosaurios, otros atavismos ofídicos son las
serpientes gigantes, más grandes que cualquier ejemplar conocido: las
encontramos en varios relatos de Howard con diferentes nombres, aunque siempre
representa la misma criatura. El Trepador de "Clavos Rojos"3,
Satha de "La
Ciudadela Escarlata"[8] y "El Valle del Gusano"[9],
y la Serpiente Fantasma
de "Más Allá del Río Negro"3, no son sino enormes
especímenes de ofidios que sobrevivieron durante más tiempo de lo natural
gracias, precisamente, a su tremenda fuerza y sus peligrosos hábitos
alimenticios.
A partir
de aquí entramos en una cierta ficción, aunque no total: aludiremos a las razas
que, durante eones antes de la llegada del hombre, habían dominado el mundo de
Howard: los hombres serpiente y las serpientes de cabeza humana.
Hablemos
primero de las serpientes de cabeza humana: no parecen ser más que una invención
howardiana, puesto que no existe ningún precedente, ningún dato que permita
sospechar su existencia en nuestro mundo. Solamente en una ocasión aparecen en
la literatura howardiana: "El Dios del Cuenco"[10].
Sin
embargo, sobre los hombres-serpiente sí tenemos algo que decir: en otro
artículo ya escribí sobre ellos, sobre su historia de retrocesos ante el empuje
humano hasta desaparecer casi por completo. Como ya indicábamos entonces, entre
los indios séneca existe una leyenda que habla de una era anterior gobernada
por los hombres-serpiente, leyenda a la que parece que el creador de Conan tuvo
acceso[11].
En este sentido, también podemos hablar de una teoría no demostrada: un científico,
Dale Russell, especuló con la posibilidad de que una especie de dinosaurios, el
Stenonychosaurus, podría haber sufrido el desarrollo de su cerebro y haber
adquirido una postura erguida para sostener el peso de su cabeza[12];
posteriormente, hubiera desarrollado sus hombros. La foto que acompaña a este
artículo podría indicar el aspecto que hubieran tenido estos hombres serpiente6.
DE HUMANOS
Y HUMANOIDES
El
misterio de la evolución humana es tan insondable, tan difícil de desentrañar,
que en todo momento surgen preguntas y cuestiones que nos obligan a dudar de
los conceptos en los que habitualmente hemos creído.
En la obra
de Howard, el ser humano sufre una evolución extraña, ramificada, de tal manera
que terminan por surgir varias subespecies de humanos: los hombres alados, los
diablos humanos y los hombres propiamente dichos.
Los
hombres alados aparecen un par de veces en los relatos del creador de Conan, en
"El Jardín del Miedo"9 y "La Reina de la Costa Negra"[13];
son hombres oscuros, de apariencia negroide y una complexión más fuerte,
provistos de unas alas membranosas. Hasta aquí, todo podría ser una mera
ficción; sin embargo, he aquí las descripciones de los seres entrevistos en
diversas ocasiones:
"El
18 de Septiembre de 1877, fue visto un ser humano alado sobre Brooklyn, Nueva York.
No se dispone más que de unos pocos detalles, pero una figura similar fue
observada en Septiembre de 1880, no muy lejos, exactamente en Coney
Island"6.
"El
11 de Julio de 1908[14],
un hombre que caminaba por las montañas Sijoté-Alin (Siberia Oriental) vio lo
que parecía ser una huella de pie humano en el camino. Su perro empezó a actuar
de forma extraña, y oyó como algo rebullía entre las matas. Al cabo de varios
minutos, el caminante, V. K. Arseniev, arrojó una piedra hacia la criatura
invisible, e inmediatamente oyó el ruido de un batir de alas y vio que algo
grande y oscuro volaba hacia el río.[...] Más tarde, cuando Arseniev explicó a
sus vecinos lo que había ocurrido, éstos identificaron la criatura como un hombre
que podía volar por el aire, caso bien conocido entre los cazadores de la región"6.
"A
principios de la década de 1950, el matrimonio brasileño los Real caminaban una
noche por un bosque cercano al mar, en la localidad de Pelotas, en Río Grande
do Sul, cuando advirtieron la presencia de 'dos aves' gigantescas en los
árboles. Al acercarse más, las 'aves' bajaron al suelo y la sorprendida pareja
comprobó que las criaturas medían 1,8
m. de altura aproximadamente, y que tenían una
apariencia humana"6.
"Tres
marines que hacían guardia cerca de Da Nang, en Vietnam del Sur, en Julio o
Agosto de 1969, vieron una figura que se acercaba a ellos. Emitía una especie
de resplandor. Vieron una mujer desnuda, negra, con unas grandes alas de
murciélago, que resplandecía en la noche con una especie de fulgor
verdoso"6.
Existen
muchos más casos documentados sobre los hombres alados, mas pienso que como muestra
bastan éstos.
En cuanto
a la definición de la expresión "diablos humanos" que utilicé antes,
me refiero a los seres humanos de aspecto negroide, al igual que los hombres
alados, que pueblan algunos puntos de la geografía hybórea, como la isla de las
estatuas de hierro de "Sombras a la
Luz de la Luna"[15],
o la isla de "El Estanque de los Negros"[16].
Estas criaturas perversas, que por su actitud más parecen demonios que seres
humanos, son otra de las ramas evolutivas que aparentemente desaparecieron de
la faz de la tierra. A este respecto, sería conveniente matizar que se han encontrado
restos de seres excepcionalmente altos en diversos puntos del globo, seres de
aspecto humano que, en algunos casos, han llegado a los cuatro metros de altura6. ¿Podría tratarse de los mismos seres
howardianos?
Dentro del
grupo de las criaturas humanoides existen unos seres de la obra de Howard que, claramente,
no proceden de ninguna línea evolutiva humana, sino que son algo totalmente
distinto: los demonios necrófagos, denominados ghouls en las antiguas
tradiciones sajonas. En el caso de Howard, estos ghouls se agrupan en distintas
subespecies según la región en que evolucionaron. Así, en el Sur de Hyrkania,
los brylukas de "El Camino de las Aguilas"15 eran "vagamente humanos y no tenían pelo;
eran delgados y enjutos, como si hubieran estado sometidos a un largo ayuno.
Tanto los dedos de sus manos como los de sus pies terminaban en unas enormes
garras afiladas. Sus grandes ojos miraban fijo y sus rostros parecían más los
de un murciélago que los de un ser humano, puesto que tenían orejas enormes,
pequeñas narices aplanadas y bocas anchas, que dejaban entrever unos colmillos
puntiagudos"; los ogros de Yanaidar de "La Daga Llameante"[17] eran "sombras grises, con ojos desorbitados y
mandíbulas de perro"; los demonios de los pantanos pictos de "Más
Allá del Río Negro"3 eran
de gran altura, con un rostro de apariencia demoníaca debido a "la
oblicuidad de los ojos, a las orejas puntiagudas y a la delgadez lobuna de sus
labios.[...] Otros detalles estaban a la vista: un torso estrecho, cubierto de
escamas de serpiente y que, no obstante, tenía forma humana; brazos de hombre,
pero piernas delgadas que terminaban en unos pies anchos, provistos de tres
dedos. El fuego azulado fluctuaba también a lo largo de sus monstruosas
extremidades"; y, por fin, los demonios de los bosques zingarios de "Conan
el Conquistador"[18] eran "unos seres grisáceos con ojos que no
parpadeaban ni parecían humanos".
Mención
aparte merecen las únicas criaturas que aparecen en la obra de Howard a las que
se les podría dar el apelativo de vampiros. Me refiero a la princesa Akivasha,
del relato "Conan el Conquistador"18, la mujer estigia que
firmó un pacto con las tinieblas para ser inmortal, y que intentó beber la
sangre de Conan durante su aventura, y a cierto conde español de "El
Horror del Montículo"[19].
En este sentido, y referido al tema de los vampiros, he de decir que hay
multitud de casos documentados al respecto, aunque siempre se plantea el mismo
problema: los desgraciados que aparecían en sus tumbas con aspecto saludable,
¿habían vuelto a la vida o habían sido enterrados en vida, fenómeno harto
frecuente en la antigüedad y las épocas de grandes crisis y epidemias?
Al tiempo
que los vampiros, otro de los seres legendarios más conocidos por todo el mundo
aparece igualmente en la obra de Howard de forma escasa: el hombre-lobo. En
concreto, su aparición se limita a "En el Bosque de Villefère"20 y "Cabeza de Lobo"[20],
dos relatos que forman parte de la misma historia. Sin embargo, existe una
diferencia fundamental entre el vampiro y el hombre-lobo: así como el primero
está muy bien documentado, el segundo no muestra más que algunos relatos, la
mayoría de ellos debidos al abuso del LSD o a las antiguas leyendas de seres sobrenaturales;
vamos, que en concreto no hay nada que permita pensar que estos seres han
podido existir alguna vez.
Para
finalizar con este grupo de seres atávicos tocaremos ligeramente el tema del
famoso Hombre de las Nieves, aparecido en "Conan el Vengador"[21].
En este relato aparece como un ser sobrenatural, gigantesco, de pelo blanco y
tremendamente perverso.
A este
respecto, lo que la Ciencia
nos dice sobre el auténtico Hombre de las Nieves no es mucho, aunque sí es
distinto del relato. Para empezar, esta criatura no es privativa del Tibet y
los Himalayas, donde se la conoce como Yeti, sino de todo el mundo: en Estados
Unidos es Bigfoot, en Canadá Sasquatch y Wendigo, en Siberia Occidental Alma,
en Sudamérica Maricoxi, en Africa Chemosit, en Siberia Oriental Chuchunaa, en
Indochina Xuerén, en Japón Hibagon y en Australia Yowie. No se han encontrado
restos suyos, al menos oficialmente, aunque sí se han visto extrañas huellas de
enormes pies de aspecto humano y se han tomado filmaciones y fotos, así como testimonios,
que parecen corroborar de alguna manera la existencia de estos seres. Sus
rasgos, aunque distintos según cada lugar del mundo, tienen características
comunes: por lo general son muy grandes, cubiertos de una abundante vellosidad
de tonalidades rojizas o grisáceas, de aspecto humanoide y huidizos.
DE SERES
CONOCIDOS Y DESCONOCIDOS
En esta
última sección nos vamos a ocupar de criaturas que, a lo largo de la obra de Howard,
sobreviven desde los tiempos más remotos, criaturas que no caben dentro de
ninguna de las dos clasificaciones anteriores.
Comenzando
por los animales más conocidos, tenemos, de una parte, al legendario tigre dientes
de sable, conocido técnicamente como Machairodus, y de otra al no menos
legendario kraken.
Sobre el
Machairodus, no hay demasiado que decir: si aún existiera alguno, lo sabríamos:
eran lo suficientemente grandes y feroces como para atacar a cualquier ser vivo
bajo cualquier condición y lugar. En palabras de Howard, en "El Valle del
Gusano"9, era "un desarrollo orgánico que se había vuelto
loco y había corrido hasta no ser sino garras y colmillos para la matanza y la destrucción".
Por lo que
respecta al kraken, la cosa no es tan sencilla: a pesar de que sólo figura en "Conan
de las Islas"[22],
esta criatura marina ha ejercido siempre un poderoso influjo sobre la mente del
ser humano.
De todas
maneras, hay que entender un pequeño matiz al respecto: como kraken se conoce habitualmente
no al pulpo gigante, sino al calamar gigante. Y la prueba de que estos seres
han existido, y que quizás en las profundidades marinas aún subsistan algunos,
es que, por una parte, se han encontrado en los estómagos de los cachalotes,
enemigos irreconciliables de estas criaturas, restos que indican tamaños de
incluso 18 m.
de longitud. Al mismo tiempo, los científicos han estudiado calamares varados
en tierra de tamaños similares. A este respecto, ha habido numerosos informes a
lo largo de los siglos de avistamientos de criaturas marinas de difícil, por no
decir imposible, clasificación: serpientes marinas, pulpos gigantes, krakens,
etc6.
Otro de
los seres, no por menos conocido inexistente, es el árbol devorador o kulamtu, como
lo denomina Howard en "Conan el Bucanero"[23].
Casi podría asegurar con toda certeza que el creador de Conan había oído los
informes que algunos científicos daban sobre árboles de la isla de Madagascar
capaces, aparentemente, de devorar incluso seres humanos. Como es lógico, en estos
informes se plasma no sólo la descripción y hábitos del supuesto árbol
devorador, sino, además, una parte importante de las leyendas de los guías que
llevan a los científicos hasta el monstruo. En una palabra, que a pesar de su
existencia, es probable que estas plantas, en realidad, se alimenten de pequeños
animales o, en último extremo, niños que se despisten entre sus ramas[24].
Enfocado
más como una ficción que como una posible realidad, nos encontramos ante el eterno
tema de las arañas gigantes. Invaden nuestro mundo desde el cómic, la
literatura y el cine, y, sin embargo, en la obra de Howard figuran tan sólo en
una ocasión: en "La Torre
del Elefante"10, con un tamaño aproximado al de un cerdo. A
pesar de esta invasión, no existe constancia alguna de la existencia de
arácnidos de gran tamaño. Sin embargo, la proliferación de esta criatura desde
los tiempos más remotos podría hacer suponer que realmente existiría algún
ejemplar en lugares remotos del mundo.
Como
colofón a este trabajo, hablaremos de los seres que proceden totalmente de la ficción,
de criaturas que llegan hasta Howard desde la obra de Lovecraft, el creador de
los Mitos de Cthulhu, o surgidas de la fértil imaginación del creador de Conan.
Este último caso es el del yakhmar, de "La Guarida del Gusano de
Hielo”13, una monstruosa criatura que desafía todas las leyes de la
naturaleza al desprender de su cuerpo no calor, sino un intenso frío.
De este
estilo de criaturas, los gusanos, es de lo que más abunda en la literatura howardiana:
la babosa gigante de Larsha, en "El Aposento del los Muertos"13,
y los gusanos gigantes de "El Valle del Gusano"9 y "Abismo Negro"[25],
son exponentes de esta corriente.
Precisamente
estos dos últimos gusanos gigantes poseen, además, otra característica peculiar:
acuden a un sonido extraño, cacofónico, exactamente igual que las abominables
criaturas que poblaron las pesadillas del maestro de Providence, Lovecraft.
Igualmente
procedentes de la imaginación de este genial escritor de terror son, por una parte,
Thog de Xuthal, de "La Sombra Deslizante"16, una
sorprendente criatura de una insustancialidad y un rostro batracio típicos del
creador de los Mitos de Cthulhu, y que se puede comparar perfectamente con
Tsathoggua o alguno de sus más allegados acólitos; y, por otra parte, la hiena
vampiro del Caos de "La
Esfinge Negra de Nebthu"7, una
"cosa" más terrenal, más sólida, que surge de las entrañas de la
tierra para destruir cualquier ser vivo que se cruce en su camino. En este
sentido, la procedencia de Lovecraft es mucho más indirecta, y se debe al hecho
de que uno de los postulados del maestro de Providence era que la actual
Esfinge de Gizeh había representado, en la más remota antigüedad, un horror
ominoso, abominable[26].
¿Pudo ser verdad? Lo único cierto en torno a Lovecraft es que algunos de los
restos que describe en sus relatos existen realmente.
En
consecuencia, y como final de artículo, quiero plantear la pregunta clave, que
habrá de contestar cada lector por su cuenta: ¿describió Howard seres reales,
seres que existen en la actualidad? ¿O se basa simplemente en su imaginación y
estudios y tradiciones?
[1] Para aquellos que no estén muy versados en astronomía, diré que una
supernova es una estrella que, debido a ciertos factores internos que aún no
son muy bien conocidos, está sujeta a bruscas variaciones de temperatura que,
finalmente, la hacen desaparecer en una explosión que libera mucha más energía
que cualquier otra estrella.
[2] Si la teoría de los cambios en las plantas de que
se alimentaban los dinosaurios fuese la correcta, está claro que todos los
terrestres habrían muerto de hambre. Sin embargo, los acuáticos no habrían
tenido esos problemas y habrían podido seguir gobernando los mares hasta
nuestros días, lo que no parece suceder.
[4] Una descripción similar, si no idéntica, es la que
ofrecen los habitantes del Africa Central, de las regiones más impenetrables de
la selva africana, sobre una criatura a la que llaman mokele m'bembe. Ha habido
muchos informes al respecto, aunque, al parecer, sólo algunos negros han
llegado a ver a la misteriosa criatura.
[5] Publicado en "Existió otra Humanidad",
de Juan José Benítez, Editorial Plaza & Janés, colección Realismo
Fantástico, nº 35.
[11] Publicado en "Mundos Anteriores al
Nuestro", de Brad Steiger, Editorial Edaf, colección Nuevos Temas.
[12] No olvidemos que muchos de los dinosaurios, y en
especial los carnívoros, como el Tirannosaurus, se desplazaban a dos patas.
[14] Para aquellos que no están muy versados en los
misterios del mundo, diremos que el 30 de Junio de 1908, en la Siberia Central,
en Tunguska, se produjo una tremenda explosión de origen desconocido que arrasó
una gran parte de la taiga. Hay quienes hablan de un meteorito, de un cometa,
de antimateria y hasta de una nave espacial. Pero la verdad no se conoce. ¿Esta
explosión y el subsiguiente avistamiento tienen alguna relación?
[26] Estos datos proceden del relato "Encerrado
con los Faraones", incluido en el libro "El Clérigo Malvado", de
H. P. Lovecraft, Editorial Alianza, colección Libro de Bolsillo, nº 963.
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