sábado, 6 de diciembre de 2014

BILLY EL NIÑO



BILLY EL NIÑO
SANGRE Y PLOMO

José Francisco Sastre García


            El Far West (Lejano Oeste para el mundo hispanoparlante) se convirtió, por obra y gracia de una sociedad ávida de poseer una historia de la que carecía, en un germen de leyendas y mitos que engrandecieron a personajes que, en algunos casos, no debieran haber merecido apenas unas líneas en ningún libro de historia. Así, la Guerra de la Independencia del yugo inglés y la de Secesión, que enfrentó al Norte y al Sur, a federales y a confederados, fueron los sangrientos hechos que gestaron el germen de lo que sería este concepto del que acabamos de hablar: la expansión y conquista de los trece estados hacia el Oeste y el Sur, daría lugar a ideas como la de los exploradores, cuyos máximos exponentes serían Buffalo Bill o Daniel Boone; a los grandes soldados como Custer, Sherman, Grant o Lee; a los esforzados patriotas como Travis o Davy Crockett; representantes de la justicia como Wyatt Earp; por no mencionar a indios como los irreductibles Gerónimo, Caballo Loco o Toro Sentado…
            Sin embargo, a pesar de todas estas figuras que la publicidad, más que el tiempo, engrandeció, las que más destacan, con diferencia, son los sanguinarios bandidos que abonaron con sangre propia y ajena aquellos territorios, durante una época en que la única ley era no tanto la del más fuerte como la del más rápido con las armas: personajes como los hermanos James (Frank y Jesse), los hermanos Dalton (reales a pesar de ser perseguidos en la ficción animada por el inefable Lucky Luke), Butch Cassidy y Sundance Kid, “Doc” Hollyday (amigo de Wyatt Earp y participante con él en el mítico duelo en OK Corral)…
            Y el que vamos a tratar en este artículo, un muchacho que se ganó una sanguinaria fama y murió joven, a los 21 años: Billy el Niño. Conozcámoslo un poco mejor…

El personaje

            La versión más aceptada, puesto que hay dudas acerca de su verdadero nombre ya que usó varios alias a lo largo de su vida (Kid Antrim, Henry Antrim o Henry McCarthy), es que se llamó William H. Bonney, y que nació un 23 de noviembre de 1859. No está claro que éste fuera el año de su nacimiento, el propio Pat Garrett (de quién hablaremos más adelante con mayor profusión) o Ash Upton, que ejercieron como biógrafos de Billy, sugieren 1860 ó 1861. Su familia materna era de origen irlandés. Se especula con que naciera en Nueva York, pero es una pista para la que no se dispone de pruebas fehacientes. Su padre era William Henry McCarthy, y su madre Catherine (o, según otras versiones, Mary McCarthy); lo único que se sabe de este hombre era que se dedicaba a conducir carros de cerveza por Manhattan. Por su parte, Billy tenía un hermano (o hermanastro) menor llamado Joseph.
            En sus primeros años le tocó vivir la Guerra de Secesión que enfrentó al Norte contra el Sur en una serie de batallas que desangraron el incipiente país y abocaron a una sociedad que se había empobrecido notablemente a buscarse la vida dirigiéndose hacia el Oeste; en esas condiciones, en 1870 toda la familia se dirigió a Kansas, a Wichita, donde montó una lavandería; al mismo tiempo, abrió su casa como un albergue para huéspedes. Otras versiones dicen que su destino fue Coffeyville, también en Kansas (La distancia entre ambas es de poco más de 100 km.).
            Al poco tiempo de este traslado, la mujer enviudaba: su marido moría de una pulmonía. Pero aquel estado no le duró demasiado: en 1873 mantendría una relación con William Henry Harrison Antrim.
            La mala fortuna comenzó a cebarse con la familia: a la madre de Billy se le diagnosticó tuberculosis, lo que llevaría a que salieran de nuevo a los caminos y viajaran hasta Silver City, en Nuevo México, donde la pareja acabó por casarse.
            El señor Antrim, a tenor de los investigadores, no debía ser lo que se dice un trabajador nato, al menos en lo relativo a las pertenencias familiares: se dedicaba a la búsqueda de oro, a las apuestas, y le gustaba emborracharse, tareas que lo llevaban fuera de casa demasiado a menudo. Esto supuso que Catherine hubo de trabajar muy duro para poder sacar adelante su vida y la de sus hijos. Por entonces Billy era un chico despierto y al mismo tiempo pendenciero, con muchos amigos entre la comunidad hispana, entre los que se había hecho respetar. Le encantaban la música y la cultura hispanas. Hay una anécdota sobre esta época en la que se cuenta que fue cuando cometió su primer asesinato, pero no está nada claro: según parece, cuando un tipo se atrevió a piropear a su madre y tal vez intentar algo más, agarró una navaja y lo degolló (o lo apuñaló, según la versión que tomemos).
            El matrimonio duró poco tiempo: en 1874, concretamente el 16 de septiembre, la enfermedad se llevó a la mujer a la tumba, y el marido, dejando de lado a sus hijastros, se largó a Arizona. Por aquel entonces, nuestro “héroe” contaba entre 12 y 14 años, y la pérdida de su madre lo marcaría profundamente.
            Comenzaban las duras reglas de supervivencia que marcaba aquella época: un muchacho sin familia, ¿qué podía hacer? Acogido por la familia Brown, unos vecinos que le permitieron comer y dormir en el hotel que poseían en Silver City, comenzó por realizar pequeños trabajos mal pagados y trabajar para sus hospedadores como lavaplatos; ávido lector de las novelas de aventuras protagonizadas por guerreros y bandidos, este detalle hizo que comenzara a tomar a éstos últimos como modelos para su futura vida; fue por entonces cuando comenzó su carrera, con pequeñas fechorías, robos de poca monta. Al parecer, uno de estos hurtos lo llevaría a la cárcel, pero sería prontamente puesto en libertad.
            Pronto pasó a ser ampliamente conocido en los salones de la frontera, donde pasó una buena parte de su juventud; en Silver City, donde en principio residía, conoció a George Schaefer, Sombrero Jack, otro notorio rufián, con el que comenzó a internarse en los senderos del crimen: una vez más, fue arrestado, pero fue puesto en libertad en poco tiempo. En abril de 1875 roban unos quesos, delito por el cual volvió a ser arrestado; aunque la pena fue breve, se le dejó pronto en libertad. Empecinado en disponer de ropa decente y un arma para tener un mejor estatus social, en septiembre de ese mismo año entran en una lavandería china y roba ropa y un revólver, volviendo a ser detenido y encarcelado: dos días después escaparía de la cárcel arrastrándose por la chimenea… Pasaba a engrosar la lista de los sin ley que huye de la justicia y se dedica a trabajar como ganadero en algunos ranchos del Sureste de Arizona.
            En 1876 se encontraba en las cercanías de fuerte Grant, en el estado de Arizona, donde prosiguió trabajando en ranchos como vaquero; aquí comenzó a labrarse un nombre como gran jugador de cartas. Su sombrero mexicano y su habilidad con el revólver no tardarían en darle notoriedad por todo el país…
            No tardaría en asociarse con John R. Mackie, un escocés que había servido como soldado de caballería, y que a la sazón era un experto en el robo de caballos del ejército, una actividad que resultaba tan arriesgada como rentable. Por aquel entonces el joven era conocido como Kid Antrim, un apodo que le habían puesto los soldados que se dedicaban a perseguirlo; consiguieron cazarlo en una ocasión, durante una de las correrías del bandido, pero se fugó al día siguiente y abandonó la zona durante varios meses, volviendo cuando las aguas se asentaron un poco para buscar a su amigo Mackie.
            La primera víctima oficial que se le asigna es el herrero de Fuerte Grant: Frank “Windy” Cahill debía ser el típico matón que se entretenía metiéndose con quienes percibía como más débiles que él, por lo que al ver a Billy comenzó a acosarlo; cuando el joven se hartó, respondió a las puyas e injurias con el peor insulto que en aquellos momentos se le podía lanzar a un hombre, “son of a bitch” (hijo de puta o de perra): no tardaron en enzarzarse en una pelea, que acabó con los revólveres en la mano. Bonney disparó primero, alcanzando a su rival en el estómago, una herida grave que acabaría causando la muerte del herrero al día siguiente. El muchacho se largó de la zona el mismo día de la riña, procurando evitar la posible venganza que podrían intentar tomarse los amigos y familiares de Cahill; puesto que había sido una muerte “legal”, cara a cara, ambos con armas en las manos, se consideraba a todos los efectos como defensa propia y no le causaba problema legal alguno.
            Billy se instaló en el Condado de Doña Ana, en Nuevo México, en el Valle de la Mesilla, donde pasó a formar parte de una de las más famosas bandas de ladrones de ganado y asesinos de la época: los hombres de Jesse Evans, apodada “Los Chicos” (The Boys). En estos momentos comienza a usar el apodo por el que sería más conocido, William H. Bonney.
            El movimiento de la banda era trepidante, no había demasiado descanso: robaban vacas y caballos impunemente por todo el condado, dedicándose posteriormente a venderlos a cualquier comerciante que no tuviera demasiados escrúpulos. Pero aquella situación no podía durar, sus actividades resultaban excesivas y la presión de los periódicos locales hicieron que por fin interviniera la ley: Los Chicos se trasladaron al cercano condado de Lincoln.           
            En el otoño de 1877, la banda se unió a la facción ganadera que dominaba el valle, la Murphy & Dolan Corporation, perteneciente a una importante organización de la que formaban parte todo tipo de hombres poderosos, el Anillo de Santa Fe (Ring of Santa Fe); tras enfermar de cáncer terminal Lawrence G. Murphy, se haría cargo de ella su socio, James Dolan, con la intención de crear un monopolio ganadero incontestable en la región. Con los contactos de la organización, tal empresa resultaba muy factible… Si además contaban con los revólveres de Jesse Evans y sus hombres, su victoria parecía asegurada.
            Sin embargo, no todo iba a ser tan sencillo: por aquel entonces había llegado al condado un ganadero que no se dejó intimidar por las actividades mafiosas de Dolan: un joven inglés llamado John Tunstall, que pensaba revolucionar el negocio ganadero con ideas innovadoras y los procesos sofisticados que se traía de Europa. Con el apoyo de su socio, el abogado Alex McSween, fundó un rancho en “Río Feliz” que no tardó en convertirse en un lugar próspero y competir con las intenciones de Dolan y el Anillo, que no tardó en comprobar que se trataba de un peligroso rival. Al parecer, Tunstall llegaba como un honrado trabajador que no tenía ni idea del nido de víboras en el que acababa de asentarse, lo que acabaría por reportarle muchos problemas, quebraderos de cabeza y cosas aún peores… El poderoso ganadero al que se oponía estaba demasiado acostumbrado a que nadie le llevara la contraria, y sus métodos para conseguirlo no eran precisamente honestos, como no tardaría en comprender el inglés.
            Inicialmente Tunstall consiguió imponer su criterio y hacerse con buena parte del mercado, agenciándose el apoyo de los principales ganaderos de la zona, especialmente el de John Chisum, el más importante de todos, poseedor de más de 100.000 cabezas de ganado. Esto supuso que una buena porción del negocio que había poseído Dolan lo perdiera a favor del inglés, lo que le llevó a tomar la decisión de actuar con firmeza para recuperar lo que consideraba que era suyo por derecho absoluto.
            Habló con sus amigos del Anillo, y las autoridades se pusieron en marcha de inmediato: la maquinaria que se movilizaba contra el advenedizo era ingente y brutal: McSween fue encarcelado, acusado de malversación de fondos y evasión de impuestos; a continuación envió a la banda de Evans para que robaran caballos a Tunstall. La reacción de éste fue quejarse en los periódicos de la actitud del sheriff del condado, William Brady. Daba comienzo lo que se llamaría posteriormente la Guerra del Condado de Lincoln.
            Mientras se producían estos roces en las altas esferas, a niveles inferiores sucedía prácticamente lo mismo: en la banda de ladrones las disensiones aumentaban por momentos, pues la relación entre Evans y Billy no era demasiado buena, y entre éste y Bill Morton era todavía peor, ya que el joven había tenido la desfachatez de acostarse con la chica de Morton. Además, el muchacho se había dedicado a hacer amistades en la región con ganaderos locales, como los primos Frank y George Coe, con los que llegó a trabajar en algunos momentos dejando de lado a la banda, lo que molestaba sobremanera a Jesse.
            Todo esto supuso un buen beneficio para Tunstall: enterado de los problemas internos entre los cuatreros, cuando Billy fue arrestado por un robo de caballos no se molestó en presentar cargos: en lugar de eso, le ofreció un puesto en su rancho. El muchacho aceptó una oferta que aparentemente le beneficiaba sobremanera, cambiando de bando y pasando a convertirse en parte de los guardianes del rancho. Aquel tiempo resultó para el joven un nuevo comienzo, pues no sólo ganaba un buen sueldo, sino que además contaba con la amistad que le brindaban el resto de los guardianes y la atención y clases que el patrono le daba, para mejorar su educación. Al parecer, había encontrado por fin un hogar en el que asentarse y ser feliz, con una persona a la que podía considerar como su segundo padre.
            En el rancho trabajaban jóvenes vaqueros de la zona, un numeroso grupo cuya principal misión era poner freno a las andanzas de Evans: gentes como los mencionados Coe, Doc Scurlock, Charlie Bowdre, Ab Saunders, John Middleton, Rob Widenmann… y el capataz, “Dick” Brewer.
            Puesto que a pesar de todo Dolan seguía perdiendo dinero a causa del floreciente negocio de su rival, decidió tirar por el camino del medio de una vez por todas: ordenó al sheriff Brady que tomara posesión de todo el ganado del rancho de Tunstall como parte de la reparación civil comprendida en el juicio que se había seguido contra McSween. El sheriff, obediente, envió a su ayudante, Bill Mathews, junto con un grupo de alguaciles al rancho para hacer “cumplir la ley”. Para más escarnio, los alguaciles elegidos no eran otros que hombres de la banda de Evans…
            El 18 de febrero de 1878 fue el día elegido para apropiarse del ganado: Mathews llegó al rancho Tunstall con sus “agentes de la ley”. El inglés inicialmente había consentido en que se apropiaran de las reses, pero de ninguna manera estaba dispuesto a permitir que le arrebatasen también sus caballos, por lo que se había marchado con sus nueve mejores sementales para ponerlos a salvo; como consecuencia de tal acto de rebeldía, el ayudante de Brady envió a Evans, Morton, Tom Hill, Frank Baker y George Hindmann a perseguir al ranchero para “recuperar” los caballos.
            Según se cuenta, mientras conducían los caballos por un cañón al atardecer, Tunstall se adelantó junto a Brewer y Widenmann, dejando al cargo a Billy y John Middleton; en este entretiempo, los acompañantes del inglés fueron a cazar una bandada de patos salvajes.
            La mala suerte, o tal vez una cuidada táctica producto de su experiencia como pistoleros, quiso que en el momento en que estaba solo apareciera la banda de Evans: no hubo palabras entre ellos, tras rodearlo Morton le disparó al pecho con su rifle y Tom Hill desmontó para rematar a su víctima con un disparo de revólver en la nuca. A continuación, prepararon la escena para que pareciera que habían actuado en defensa propia, depositando un revólver en la mano de Tunstall y disparándolo para que le faltara una bala. Una vez todo su trabajo finalizado, regresaron en busca del dinero que les habría de pagar Dolan por haberse deshecho de su duro competidor.
            La noticia del asesinato, disfrazada de acto legal, fue un mazazo para los guardianes del rancho, pues el inglés siempre los había pagado y tratado bien; para Billy aquello fue especialmente doloroso, parecido a la pérdida de su madre. Habían fracasado en protegerlo, pero desde luego no iban a quedarse cruzados de brazos: se prometieron la venganza contra sus asesinos al precio que fuese.
            Según se cuenta, las frases que pronunció Bonney ante la muerte de alguien que había sido poco menos que un padre para él fueron: “He was the only man that ever treated me like I was a free-born and White” (Él fue el único hombre que me ha tratado como lo que soy, un hombre blanco y libre), y “I’ll get every son of a bitch who helped kill John if it’s the last thing I do” (Cogeré a todo aquel hijo de perra que ayudó a matar a John aunque sea la última cosa que haga). En ese momento nacería la imagen más violenta y salvaje del mito.
            Al día siguiente al crimen un grupo de guardianes y amigos del fallecido acudieron al Juzgado de Paz de Lincoln para exigir justicia: evidentemente, se saltaron al sheriff porque sabían que estaba totalmente vendido a Dolan, y difícilmente se arrestaría a sí mismo… El que era por entonces juez, John Wilson, un amigo de McSween, se mostró totalmente partidario de la causa que representaban y emitió las órdenes de arresto contra los asesinos de Tunstall: a continuación, tomó juramento y nombró agentes de la ley a Billy, Brewer, Scurlock, Bowdre, los Coe, Jim French, Frank McNab, Saunders, Middleton, Henry Brown, José Chávez, Fred Waite, “Dirty Steve” Stephens, John Scroggins, Yginio González y William McCloskey. El jefe de aquel grupo encargado de capturar a los asesinos sería Brewer, y serían denominados los “Reguladores” (The Regulators).
             Las vendettas comenzaban a funcionar de un modo brutal: el 6 de marzo capturaron a Morton y Baker, y tres días después murieron de camino a la cárcel de Lincoln en un “intento de fuga”. Todo el mundo sospechó que se había tratado de una ejecución sumaria, pero resultaba extraño según esa versión que también hubiera muerto McCloskey; pero claro, éste era un antiguo amigo de Morton que había jurado proteger a los presos hasta que llegaran a la cárcel. A las afueras de un pueblo llamado Black Water, McNab se había acercado a Mc Closkey y le había disparado entre los ojos; al intentar los presos escapar, Billy los había eliminado sin contemplaciones.
            Tras aquello, McNab abandonó el grupo y se refugió en el rancho Chisum, para evitar problemas con sus antiguos compañeros; el resto llevó los cadáveres a Lincoln para exponerlos ante el pueblo y la ley: comprendiendo lo que se avecinaba, el miedo comenzó a tomar posesión del pueblo. Dolan y los hombres de Evans se daban cuenta de que esta vez habían ido demasiado lejos y que la ley no los iba a amparar como había hecho hasta el momento…
            La Guerra de Lincoln había entrado en su punto más extremo: los siguientes en sufrir las iras de Billy fueron el sheriff y Hindmann; fueron emboscados, junto con el ayudante Mathews, cuando se dirigían a la oficina de Brady, a la altura de la tienda de Tunstall & McSween, por los Reguladores, que dejaron tiesos a los dos primeros en el acto, pero el disparo contra Mathews falló y sólo le arrancó el sombrero de la cabeza, lo que le dio tiempo para parapetarse y responder al fuego: al creer Billy que había huido salió a la calle para recoger el rifle del sheriff, que en su momento le había pertenecido. Tuvo la fortuna de que el disparo del ayudante impactó en el rifle, rebotando contra la cadera del bandido, que se salvó de milagro. Aunque tras aquel intento se dio a la fuga, Billy juró matarlo tarde o temprano.
            El siguiente en la lista era el mejor pistolero de Dolan, Buckshot Roberts, pero éste demostró ser un hueso mucho más duro de roer que los que habían cazado hasta el momento.
            Roberts era todo un experto en la materia: antiguo cazador de búfalos y hombres, como asalariado de Dolan se escondía en un lugar llamado “Blazer’s Mills”, Los Molinos de Blazer, una pequeña aglomeración de casas y molinos que pertenecían a un doctor del mismo nombre, situados al Sureste de Lincoln.
            Una vez localizado, los Reguladores lo rodearon y le exigieron que se rindiera: el sicario del Anillo decidió que la disparidad de fuerzas era excesiva y salió para entregarse, pero las cosas no salieron como esperaba. Bowdre le metió una bala en el estómago, lo que hizo que el viejo cazador se atrincherara y decidiera vender cara su vida: los mantuvo a raya a todos a pesar de la tormenta de fuego que se abatía sobre su cabaña.
            Hirió a Middleton en el pecho, arrancó el dedo índice a George Coe de un disparo, e incluso noqueó a Billy de un culatazo cuando el muchacho intentó alcanzarlo mientras recargaba su vacío revólver… Brewer se hartó de que un viejo solitario estuviera poniendo en ridículo a una banda de profesionales y trató de sorprenderlo por detrás, pero fue descubierto mientras penetraba en la cabaña: un certero disparo de Roberts lo alcanzó en el ojo, acabando con él en el acto.
            Pero la situación no podía durar: la herida del estómago era mortal, y al final acabó con la vida del pistolero: por fin, los Reguladores podían descansar…
            Mientras tenían lugar todos estos cruentos hechos, Dolan no había permanecido ocioso: moviendo hilos aquí y allá, como correspondía a un miembro del todopoderoso Anillo de Santa Fe, consiguió que eligieran a George Peppin, uno de sus empleados de confianza, para sustituir al difunto sheriff. Éste reorganizó de inmediato lo que quedaba de los miembros de la banda de Evans y, con el apoyo de otro grupo de bandidos, los Seven Rivers Warriors (Guerreros de los Siete Ríos), que periódicamente solían enfrentarse a Chisum, se lanzó a la caza y captura de los Reguladores.
            Los acontecimientos iban precipitándose, la sed de sangre no parecía apaciguarse en lo más mínimo: el 29 de abril de 1878, los pistoleros de Peppin encontraron a tres de sus presas mientras éstos visitaban el rancho “Fritz”. Se produjo un intenso tiroteo, y el resultado fue la muerte de McNab, Saunders gravemente herido y Frank Coe capturado.
La respuesta no pudo ser más contundente: al día siguiente, Tom Green, Charles Marshall, Jim Patterson y John Galvin, miembros de la banda de los Siete Ríos, fueron asesinados por los Reguladores mientras caminaban por las calles de Lincoln. Mientras tanto, el ayudante del sheriff, Wallace Olinger, ayudaba a escapar a Frank Coe, abriéndole la puerta de la cárcel y proporcionándole un revólver…
La Guerra de Lincoln era una sangría para el condado: el 15 de mayo, los Reguladores acababan con otro miembro de la banda de Siete Ríos, Miguel Segovia, al parecer el asesino de McNab. Esa misma semana, los Reguladores ampliaban su elenco con otro muchacho, Tom O’Folliard, que con el tiempo se convertiría en el mejor e inseparable amigo de Billy el Niño.
El culmen de todos estos enfrentamientos tendría lugar la tarde del 15 de julio de 1878: los Reguladores habían llegado a Lincoln para visitar a McSween. Al enterarse Peppin de tal coyuntura, cogió a todos sus hombres y rodeó la casa del abogado; al parecer ni siquiera les conminó a rendirse, lo que obligó a la banda de Billy a atrincherarse en el edificio.
Esta “batalla” duró varios días, con un duro intercambio de disparos que se saldó con las muertes de Cullen y uno de los sicarios de Peppin, Charlie Crawford. Y la situación se mantenía en tablas, ya que aunque los Reguladores eran menos, estaban mejor situados y eran más eficaces.
En vista del estado de cosas, Dolan decidió acabar de raíz con su problema y tirar por el camino del medio: puesto que sus hombres no eran capaces de deshacerse de aquellos tipos, recurrió a auténticos profesionales con mayores recursos: el ejército.
El poder del Anillo debía ser enorme, pues el día 18 apareció en Lincoln el coronel Dudley, desde el cercano Fuerte Stanton, con un destacamento de soldados y un cañón.
Ahora la desproporción de fuerzas era abrumadora, los Reguladores no tenían la más mínima posibilidad… al menos en apariencia.
No fueron capaces de doblegarlos: sólo se alteró la situación cuando, al día siguiente, los hombres de Peppin prendieron fuego a la casa: ante aquello, McSween decidió rendirse y salir, junto con su socio Harvey Morris e Yginio Salazar, pero la consigna había sido sin cuartel, y así se cumplió: fueron eliminados sin piedad.
Ese breve instante bastó a Billy y a los suyos para salir por detrás de la vivienda; tras un tiroteo en el que Bonney mató a Bob Beckwith, consiguieron huir a pie, refugiándose en las colinas; poco después, robaban unos caballos y se lanzaban en dirección Sur, hacia una pequeña población mexicana denominada San Patricio.
La Guerra del Condado de Lincoln había tocado a su fin, y el ganador incontestable había sido Dolan: ya sin oposición, se convertía en el hombre que controlaba el condado con mano férrea. La repercusión de aquella marea de sangre fue tal que intervino el propio presidente de Estados Unidos, deponiendo al gobernador, Samuel Axtell, para poner en su lugar al famoso y condecorado general Lewis “Lew” Wallace, un hombre del que se decía que estaba dispuesto a imponer la ley al precio que fuese…
Mientras tanto, la persecución de los Reguladores por parte de Peppin y los suyos continuaba implacablemente; si bien inicialmente se presentaron en la Reserva Apache, pronto se verían envueltos en más problemas.
Con los caballos extenuados, necesitaban monturas que les permitieran poner distancia suficiente entre ellos y sus perseguidores, lo que los llevó al paso natural de intentar robárselas a los apaches; pero fueron descubiertos por el agente de la reserva, Morris Bernstein, y sus ayudantes, lo que originó un nuevo tiroteo en el que el agente cayó abatido. Una vez más, se imponía alejarse todo lo que pudieran, hasta que llegaron a Texas, a la aldea de Tascoa. Una vez allí, hartos de tanto ajetreo y sangre, los Coe y Fred Waite abandonaron el grupo.
Todo pareció calmarse a partir de febrero de 1879, momento en que el gobernador Wallace decidió cerrar de una vez el caso y otorgar una amnistía general a todos los participantes en la guerra. En vista de la situación, Billy decidió acogerse a ella y regresó con Folliard a Lincoln, esperando poder empezar de nuevo una vida más tranquila; para ello, decidió firmar la paz con Dolan y su antiguo amigo Jesse Evans. El 18 de febrero se reunieron para parlamentar, pero la tensión iba creciendo por momentos, hasta el punto de que Evans intentó desafiar a un duelo a Billy, pero por fin consiguieron que los ánimos se calmaran y llegaron a un acuerdo de “no agresión”; tras este feliz desenlace, se fueron a celebrarlo en los salones y tabernas de Lincoln.
Todo parecía demasiado bonito para ser verdad: al salir de uno de aquellos tugurios, los hombres de Dolan se encontraron con Huston Chapman, el abogado que llevaba la señora McSween en el proceso que la mujer seguía contra los asesinos de su esposo, a saber: el propio Dolan y el coronel Dudley.
El alcohol que llevaban los celebrantes en el estómago comenzó a hacer un efecto bastante desagradable: los sicarios del ganadero se dedicaron a acosar al abogado, entre insultos y humillaciones, sin permitirle que se marchara; por fin, sin mediar provocación alguna, Bill Campbell sacó el revólver y le metió un tiro que lo mató en el acto; aunque estuvieron a punto de intervenir, Billy y Folliard tuvieron que tragarse la bilis y permanecer impasibles a causa del acuerdo que acababan de firmar: incluso tuvieron que seguir acompañando al grupo en la nueva celebración a la que se lanzaron, la muerte de Chapman.
Wallace, el gobernador, montó en cólera al ser informado del desgraciado suceso: decidió resolver todo aquello personalmente y se presentó en Lincoln en busca de los asesinos.
Después de todo lo que habían pasado los habitantes de la ciudad con la guerra entre las dos facciones, y conocedores del resultado final de la contienda, no tardaron en descubrir que Dolan sabía ser generoso cuando le apetecía: los vecinos declararon culpable del asesinato a Billy el Niño, sobre el que se dictó inmediatamente una orden de arresto. No le quedó más remedio que volver a huir. Sin embargo, el 13 de marzo el gobernador recibiría una carta suya en la que se declaraba inocente y se comprometía a declarar contra los verdaderos asesinos del abogado a cambio de un perdón oficial.
Wallace aceptó en un principio la propuesta del joven, al cual seguía, como una sombra, Folliard, quien también se había acogido a los mismos compromisos que su amigo. Cuatro días después, el 17, ambos se entregaban para intentar poner punto final a aquella sucesión de calamidades.
Bonney explicó al gobernador todo lo que había estado sucediendo durante los últimos tiempos, relatando con pelos y señales todas las tropelías cometidas por Dolan y los suyos; a todo aquello añadió que había una nueva banda de cuatreros en la región llamada “The Rustlers”, dirigida por un antiguo militar de la Confederación, John Selman, que se dedicaban a arrasar el condado violando, robando y eliminando a quien se cruzara en su camino...
Todas aquellas declaraciones sirvieron para que su amigo Folliard saliera libre de los cargos que se le habían imputado originalmente, amnistiado por fin, pero Billy se encontró con una peligrosa tesitura: el fiscal del caso, William Rynerson, se había vendido a Dolan y se le había asignado la misión de poner una soga al cuello del muchacho a toda costa, fuera como fuera. A causa de ello, Wallace se echó atrás en la amnistía que había ofrecido inicialmente al muchacho y lo dejó en la cárcel, retirándose posteriormente para dedicarse a la conclusión de su famoso libro Ben-Hur.
Visto lo visto, el joven hizo lo único que podía: fugarse de la cárcel. Aunque tal tarea no le resultó demasiado complicada, pues Folliard se había tomado la molestia de comprar a los guardias.
Lincoln había pasado a convertirse de su segundo hogar en un lugar demasiado peligroso como para permanecer mucho tiempo seguido, así que se largó para asentarse en Fuerte Summer, donde se encontró con viejos amigos de los Reguladores: Bowdre y Scurlock. Tenían que ganarse la vida de alguna manera, así que formaron una banda y se dedicaron a robar ganado, concretamente al poderoso Chisum, acusándolo de deberle dinero por su intervención en el conflicto contra Dolan.
            El 10 de enero de 1880 volvió a encontrarse con problemas: mientras bebía unos whiskeys en el saloon con el hermano de Chisum (¿?), un matón de nombre Joe Grant comenzó a meterse con él e insultarle; Bonney procuró no hacerle caso y decidió salir del local, al parecer no quería trifulcas, pero ésta parecía imposible de evitar: Grant sacó el revólver e intentó dispararle por la espalda, pero al parecer el arma se encasquilló; Billy se volvió y antes de que pudiera darse cuenta de lo que sucedía, el matón había recibido tres balazos que lo fulminaron en el acto. Como se trató de un caso de defensa propia, todo quedó en nada.
            Y a partir de aquí entramos en la gran rivalidad que existió entre Pat Garrett y Billy el Niño: el primero había ganado un año antes las elecciones que lo convertían en sheriff de Lincoln; esto, unido a su nombramiento por el gobernador Wallace como marshall del territorio y a las ingentes presiones que el Anillo de Santa Fe estaba haciendo para eliminar de raíz el problema de aquellos facinerosos que resultaban una molesta espina, hizo que hubiera de ponerse en marcha e iniciar la persecución de los bandidos: se ofreció por la cabeza de Billy una recompensa de 500 dólares.
            Garrett y Billy se conocían de antaño, de los tiempos en que el recién nombrado representante de la ley había trabajado como vaquero en Fuerte Summer; al parecer habían sido amigos, lo que hizo que Billy se sintiera triste cuando se enteró de que su primera misión era capturarlo. Precisamente esta camaradería había influido en la elección, puesto que el sheriff conocía los escondites y la personalidad de Bonney y sabía cómo encontrarlo.
            En noviembre de 1880, un grupo de vecinos de “White Oaks” destacado en busca del pistolero, dirigido por el ayudante James Carlyle, acorraló a Billy en un rancho; cuando cayó la noche, la banda escapó a uña de caballo, dejando detrás un cadáver, el de Carlyle, alcanzado por una bala de Bonney mientras salía por una ventana. El resto del grupo se desmoralizó de tal manera al ver caer al ayudante que dejaron escapar a los fugitivos.
            En diciembre, concretamente el 18, Garrett salió de Lincoln y se dirigió a Fuerte Summer en busca del escurridizo bandolero, que en aquellos momentos se encontraba fuera del pueblo. Decidido a capturarle como fuera, se escondió junto con sus ayudantes en un hospital abandonado, a la espera de que la banda regresara de sus andanzas.
            La paciencia tuvo su recompensa: al cabo de un tiempo entró en el pueblo con sus amigos Dave Rudabaugh, Folliard, Billy Wilson y Tom Pickett. Al llegar a la altura del hospital, la emboscada se cerró sobre su objetivo: sin aviso de ningún tipo, los hombres del sheriff salieron de las sombras y dispararon a quien encabezaba el grupo, en la creencia de que se trataría del condenado Billy, pero no era así: quien recibió los disparos fue su sombra, Folliard, que cayó muerto instantáneamente.
            El resto de la banda consiguió escapar de la encerrona, pero la muerte de su más fiel amigo fue un varapalo tremendo para el joven.
            Comenzó una enconada persecución: Garrett había decidido capturar como fuera al forajido, y no cejaría en su empeño de ninguna manera; por fin, lo localizó en una casa de un poblado llamado Stinking Springs.
            De nuevo, la misma estrategia de Fuerte Summer: se agazaparon en las sombras, esperando a quien saliera de la casa para acribillarlo sin mediar palabra; y quien tuvo la mala fortuna de encontrarse con tal destino fue Bowdre, que murió poco después en las escaleras de la entrada; el resto de la banda de Billy intentaron escapar a uña de caballo, pero el sheriff conocía demasiado bien a su antiguo amigo y tomó medidas: cuando intentaban alcanzar los establos, mató a los caballos más cercanos y bloqueó con sus cuerpos la entrada, cortándoles la retirada de forma inapelable.
            No cabía otra opción que rendirse: Garrett los condujo a Fuerte Summer, para al día siguiente ser embarcados en un vagón de tren y llevados a Las Vegas para ser juzgados. Es de suponer que se pretendía evitar un circo como el que se había montado en el condado de Lincoln.
            El 26 de diciembre entraban en Las Vegas, causando una espectacular expectación; la marea de curiosos era enorme, se le hicieron multitud de entrevistas, que sirvieron para montar su biografía y crear su leyenda.
            El viaje no había terminado: las autoridades decidieron que los delitos de Billy exigían que fuera juzgado en Santa Fe, por lo que los presos fueron montados de nuevo en el tren para llevarlos a aquella ciudad. Las fuertes cadenas con que los habían cargado hacían imposible cualquier intento de fuga…
            El juicio acabó con la condena del muchacho por varios delitos de asesinato; más tarde se decretó que fuera trasladado a Lincoln y que allí fuera juzgado por otros crímenes… El viaje estuvo plagado de provocaciones, ya que el carruaje en que era transportado iba escoltado por hombres de Dolan que esperaban cualquier gesto raro de Billy para meterle una bala entre ceja y ceja, pero éste, haciendo gala de buen humor, no se dejó provocar: entró en Lincoln el 21 de marzo de 1881, todavía vivo.
            El joven comprendía perfectamente que su destino estaba fijado si no tomaba medidas drásticas: en aquel pueblo, feudo del ganadero que había conseguido salirse con la suya, la condena al patíbulo era absolutamente segura, así que comenzó a forjar planes para escapar de la prisión.
            La ocasión perfecta se le presentó el 28 de abril: mientras uno de los guardias iba a cenar, Billy pidió al otro que le permitiera ir al baño; allí consiguió un arma que al parecer había dejado algún amigo, por lo que, ya preparado, eliminó al guardia y salió a la calle; debió coger una escopeta de la armería, pues cuando el otro vigilante acudió a la carrera se tropezó con un disparo a bocajarro, que el muchacho le soltó para vengarse por los golpes y malos tratos había tenido que sufrir a manos de ambos guardias durante varias semanas; una vez cobrada la sangrienta retribución, robó un caballo y huyó de Lincoln…
            El gran error de Billy fue no partir de inmediato a México: en vez de eso, decidió quedarse en la zona, dirigiéndose hacia Fuerte Summer para recoger un botín que había escondido allí de anteriores asaltos. En ese momento quedaba sellado su destino, pues se creyó a salvo, permaneciendo durante varios meses; no tenía ni idea de que la tenacidad de Garrett lo había puesto de nuevo tras su pista, y de que sabía perfectamente dónde encontrarlo.
            El 14 de julio Billy el Niño caería en medio de una situación confusa: se han expuesto diversas versiones sobre lo que pudo ocurrir, aunque no queda claro cuál de ellas pudo haber sido la buena. Se habla de asesinato, e incluso de que en realidad el cadáver que se presentó no era el de Billy…
            Según las memorias del sheriff, Billy estaba escondido en casa de su amante mexicana, Paulita Maxwell, donde lo encontró tras hacer indagaciones entre los vecinos del pueblo.
            Esa noche, Garrett se introdujo en la casa de la mujer con la idea de atraparlo, pero al parecer debía haber ido a visitar a unos amigos, por lo que decidió esperarlo dentro del dormitorio. Cuando el muchacho entró en la casa estaba oscuro, por lo que al acceder a la habitación sólo entrevió sombras sospechosas, así que preguntó en español: “¿Quién es?”. La respuesta del sheriff fueron dos disparos, uno de ellos en el corazón, que acabó casi instantáneamente con él. No tuvo la más mínima oportunidad.
            Otra teoría, similar a la expuesta, es la que dice que Garrett quiso cazarlo en su propia casa, pero al estar acompañado de su mujer mexicana prefirió esperar a poder cogerlo solo. Al parecer, el joven salió al corral en busca de comida, donde se encontró con el sheriff, que lo encañonó; pero de alguna manera consiguió convencerlo para que bajara el arma. Se armó con lo primero que tuvo a mano, algunos que dicen que un cuchillo, y se alejó por una calle oscura, mirando continuamente en todas direcciones para comprobar que nadie lo siguiera; en una de aquellas callejas le esperaba una escopeta que abrió fuego a quemarropa a su estómago.
            De una manera o de otra, la vida de uno de los pistoleros más legendarios del Oeste americano llegaba a su fin del único modo posible, violenta y salvajemente, tal y como había vivido. Fue enterrado en Fort Summer, y aquí es donde entramos en otra parte del mito de Billy el Niño: su defunción y enterramiento.
            Al día siguiente del asesinato, 15 de julio, los amigos de Billy le dedicaron un emotivo funeral, enterrándolo al lado de sus mejores amigos, Folliard y Bowdre. La leyenda del bandido adolescente crecía como la espuma…
            Para empezar, las especulaciones acerca de si realmente murió en aquel momento siguen vigentes: en mayo de 2003 se abría una investigación en Nuevo México para determinar la veracidad de las afirmaciones de un hombre que se hacía llamar Brushy Bill Roberts, que murió en 1950 a los 90 años de edad. Es decir, que nació en 1860…
            Este buen hombre aseguraba que era el auténtico Billy el Niño, así que se procedió a la exhumación de sus restos para realizarle pruebas de ADN. Hasta el momento, nada se ha dicho al respecto a favor o en contra del resultado de dicha investigación, pues tanto las declaraciones del anciano hasta su muerte como las investigaciones realizadas al respecto aportaban conclusiones tanto a favor como en contra de esta teoría. Lo que sí se ha podido asegurar es que los restos enterrados en Fort Summer, tras un análisis realizado en 2011, no son los del pistolero. En este sentido, hay que hablar al respecto de estos restos, porque se advierte una contradicción evidente: cuando se abrió por primera vez la tumba el cadáver no tenía cabeza, y de segundas ya ni siquiera había cadáver; pero entonces, ¿de dónde sacaron material para realizar la investigación de 2011? Resulta evidente que o bien se trata de una nueva “campaña de publicidad” para seguir hablando de la figura de Billy, o la investigación de 2011 se hizo en falso…
            Pero todavía hay otra teoría que dice que Billy sobrevivió al 14 de julio: teniendo en cuenta la amistad que lo unía con Garrett, se ha pensado que tal vez ambos tramaron una pequeña maniobra de distracción para que el pistolero pudiera tener una vida honesta y tranquila sin que nadie lo persiguiera. La base sobre la que se sustenta es que Jesse Evans, el cabecilla de la banda de Los Chicos, que había desaparecido del mapa desde 1882, volvió a aparecer en escena en 1948 para afirmar que de los bandidos que habían estado involucrados en la Guerra del Condado de Lincoln quedaban todavía tres con vida: él mismo, Jim McDaniels y Billy el Niño, que se escondía en algún lugar de Texas bajo el nombre de Ollie P. Roberts. Sin embargo, los historiadores ni siquiera se molestaron en investigar las posibilidades de semejante afirmación, negándose a concederle crédito alguno.

            Ramón J. Sénder, en su excelente novela (aunque a ratos un poco lenta o pesada) El Bandido Adolescente, finaliza la historia de Billy el Niño con el paradójico comentario de que en sus viajes por aquellas tierras se le llegaron a enseñar hasta seis cráneos, asegurando cada uno de sus dueños que eran la auténtica cabeza del pistolero.

            Comoquiera que fuese, la cuestión es que oficialmente Billy había muerto el 14 de julio de 1881. Pat Garrett pensó que podía sacar algo en claro de la leyenda en que se había convertido el joven pistolero, por lo que escribió un libro biográfico sobre el muchacho titulado The Autentic Life of Billy the Kid. Se llevaría una desagradable sorpresa cuando los lectores, al ver lo que había escrito acerca de su asesinato a sangre fría, le volvieron la espalda y lo consideraron odioso y despreciable, hasta el punto de que en 1908 sería asesinado por un tal Jesse Wayne. Acerca de este punto, hay algunas versiones que sostienen que Wayne era en realidad Evans…

            Tras analizar su biografía, se le atribuyeron 21 muertes, aunque probadas como tal sólo han podido ser reconocidas 9; de éstas, más de la mitad (5) tuvieron lugar en tiroteos múltiples, en los que no intervino solo, por lo que no queda claro a quién habría que atribuir cada víctima; otras dos fueron en acto de defensa propia, y las dos restantes durante una de sus fugas de las cárceles…

Ya en épocas recientes, el gobernador de Nuevo México, Bill Richardson, gran entusiasta de la historia de su país, estuvo recibiendo durante 8 años diversas solicitudes de indulto a favor del fallecido joven, basadas todas ellas en el que, supuestamente, le había extendido en 1881 Lew Wallace. Por este motivo encargó a una abogada, Randi McGinn, el estudio de estas peticiones; dicha letrada, tras recabar la ayuda de historiadores y aficionados, presentó el 14 de diciembre de 2010 la solicitud formal de indulto…
            Sin embargo, el 30 de diciembre de ese mismo año el propio Richardson decidió rechazar el indulto solicitado. El motivo: a pesar de que la propuesta era apoyada por gran parte de la población (no olvidemos que este bandido gozó de gran predicamento entre las clases medias bajas, y sobre todo las hispanas), hubo muchas y duras reclamaciones contra la solicitud por parte de los descendientes de los sheriffs asesinados por Billy.

            El aspecto que tuvo en vida lo podemos contemplar en la única fotografía que se hizo a finales de 1880 ó principios de 1881, poco antes de su muerte, delante de un salón en Nuevo México, y por la que pagó 25 centavos de dólar. Billy decidió por entonces regalar el ferrotipo a un amigo suyo, Dan Dendrick, cuya familia lo ha mantenido en su seno hasta hace muy poco: en una subasta celebrada en Denver en 2011, se vendió por 2,3 millones de dólares (1,6 millones de euros) (¡!), a William Koch, un propietario de grandes extensiones de tierra en las montañas del centro de Colorado y que reside habitualmente en Florida. Esta imagen ha hecho pensar a muchos que era un tirador zurdo, ya que aparece con el revólver en la izquierda y el fusil en la derecha, pero se especula con que en realidad correspondería a un negativo, lo que habría hecho que se invirtiera la imagen, siendo en realidad Billy diestro.

Hoy por hoy, en Nuevo México podemos encontrar no sólo un museo en Lincoln sobre la figura del legendario bandido, sino también un tour turístico por los lugares donde tuvieron lugar sus andanzas…

Consideraciones

  • Según todos los datos, Antrim y los chicos hicieron muy buenas migas al principio de la relación con su madre; sin embargo, cuando ésta muere, se desentiende de ellos y se va a Arizona. ¿Por qué? ¿Era una relación basada en el interés, que se desvanece cuando el objeto de interés no existe ya o se ha apropiado de lo que Catherine podía aportar? ¿O el padrastro ya vio en Billy la simiente de lo que habría de ser un destino sanguinario, siniestro, y prefirió desmarcarse de él en cuanto tuvo ocasión? En la biografía podemos comprobar que no era precisamente un modelo de padre, y que por sus aficiones necesitaría dinero, así que lo más lógico es pensar en la primera pregunta: una vez perdida la fuente de ingresos a la muerte de su esposa, nada le ataba ya a aquella pareja de mocosos, así que…
  • Los alias de Billy son evidentes: Antrim por su padrastro, McCarthy por sus padres. Entonces, ¿de dónde sale el apellido Bonney que es el comúnmente admitido para el bandolero? La única explicación posible es que fuese otro alias: su padre era McCarthy, así que el apellido Bonney no tiene ningún sentido más que como un apodo...
  • En sus primeros años de juventud pasó por la cárcel al menos un par de veces, y en ambas fue puesto en libertad casi de inmediato. Resulta evidente que se había hecho notorio tanto en la frontera como en su unión con Sombrero Jack, así que es cuando menos sorprendente que la justicia no lo castigara con un mayor rigor. ¿Acaso era capaz de engañar a todos con cara de ángel y ruegos y súplicas de que no volvería a caer en el delito? Aunque a tenor de su biografía, diríase que sólo la primera vez fue la buena, las demás fueron fugas más o menos espectaculares…
  • De la biografía de Billy surgen muchas cuestiones relacionadas con el nivel de corrupción que imperaba por entonces en aquellas tierras: según leemos, el incidente con Joe Grant en la taberna tuvo lugar mientras estaba bebiendo con el hermano de Chisum, y al mismo tiempo robando ganado a éste por una supuesta deuda. ¿Significa eso que había una confabulación contra el ganadero por parte de su pariente? ¿O simplemente, que al margen de que le pareciera bien lo que Billy hacía, se llevaba bien con él?
  • Entremos en un aspecto un tanto comprometido: la relación que existía entre Pat Garrett y Billy el Niño. Al parecer eran amigos, aunque cada uno estuviera a un lado de la línea. Ramón J. Sénder pinta un cuadro con pinceladas de muy diversa índole: le da un halo romántico, pero también brutal, y si pensamos en el punto de vista que expone acerca de esta relación no se comprende demasiado bien la saña con la que el sheriff se lanzó a la persecución, y sobre todo las formas que utilizó. Como explicación se me ocurre que aunque fueran amigos, algo debió suceder entre ellos que los convirtió en enemigos encarnizados; a no ser, por supuesto, que la teoría de la farsa de su muerte, tramada lógicamente en connivencia con Garrett, fuera cierta, lo que conllevaría que, efectivamente, el afecto que se profesaban y el respeto que se tenían se mantuvo más allá de toda medida.
  • A juzgar por la biografía que hemos visto, creo que podemos decir que William McCarthy no fue otra cosa que un hijo de su época, una época en la que la ley que imperaba sobre todas las demás era la del más fuerte: la distancia que separaba la vida y la muerte dependía de la rapidez a la hora de apretar el gatillo. Si bien es cierto que su carácter debió ser pendenciero y un tanto anárquico desde el principio, aparentemente tenía la voluntad, o más bien la necesidad, de asentarse y buscarse una vida sosegada, en la que su habilidad con el revólver no fuera su principal herramienta; pero claro, las amistades con las que se codeó, y el entorno en el que se desenvolvió su vida (Sombrero Jack, la banda de Jesse Evans, el Anillo de Santa Fe…) lo fueron abocando cada vez más a un destino violento y sanguinario: resulta evidente que era un muchacho leal, dispuesto a la venganza si era necesario… Pero también tenemos que tener en cuenta la imagen que de él se ha dado desde todos los ámbitos, una imagen romántica mezclada con una personalidad fría y sin escrúpulos, personalidad que casi con certeza no está en ninguno de estos extremos, sino en un punto medio: pensemos si no en el hecho de que en realidad no fue un asesino a sangre fría, sino que las muertes a su cargo se debieron fundamentalmente a motivos de venganza, a defensa propia… En su carrera no se advierten violaciones, ni daños a ancianos, niños o mujeres, como sí figura en el caso de otros pistoleros de la época. La sensación general es que había idealizado hasta tal punto la figura de los bandidos a través de sus lecturas que tal vez llegó a considerarse algo parecido a un caballero andante, una figura perdida sin remedio en medio de una sociedad que pronto le dio la espalda y le obligó a sobrevivir de la única manera que pudo. Evidentemente, hacer un juicio moral sobre él no resulta fácil, máxime teniendo en cuenta que todas aquellas personas a las que mató eran hombres con cargas legales a sus espaldas, con delitos pendientes, y que algunos (por no decir muchos) agentes de la ley con los que se enfrentó no eran otra cosa que corruptos vendidos a un poder “mafioso” y omnímodo al cual molestaba sobremanera su modo de actuar, por no decir que eran pistoleros “reconvertidos” por obra y gracia del dinero de los poderes fácticos... La propia sobrina de Chisum dirá tanto de él como de Pat Garrett que en ambos había luces y sombras, que ni uno era tan malo como lo pusieron, ni el otro tan bueno…

Bibliografía

  • The Autentic Life of Billy the Kid, Pat Garrett. 1882.
  • Billy el Niño, una Vida Breve y Violenta, Robert M. Utley. 1991.
  • Las Obras completas de Billy el Niño, Michael Ondaatje. 2008.
  • Revista Enigmas nº 203. 2012.

  • El Bandido Adolescente, Ramon J. Sénder. 1965.
  • Al Infierno en un Caballo Veloz, Mark Lee Gardner. 2012.

Fuentes en Internet:
  • Wikipedia
  • www.muyinteresante.es
  • senderosdelahistoria.wordpress.com
  • es.noticias.yahoo.com
  • www.mcnbiografias.com

Filmografía

  • Billy the Kid, documental de Nuevo México PBS
  • Billy the Kid unmasked, documental de canal Discovery Channel. 2003.
  • Réquiem por Billy the Kid, documental (protagonizado por Kris Kristofferson). 2007.

  • Billy the Kid, Lawrence Trimble (Tefft Johnson). 1911.
  • Billy the Kid, el terror de la pradera, King Vidor (Johnny Mack Brown, Wallace Beery). 1930.
  • El regreso de Billy the Kid, Joseph Kane (Roy Rogers). 1938.
  • La pistola de la justicia de Billy the Kid, Sam Newfield (Bob Steele). 1940.
  • Billy the Kid en Texas, Sam Newfield (Bob Steele). 1940.
  • Billy the Kid el forajido, Sam Newfield (Bob Steele). 1940.
  • El ascenso de Billy the Kid, Sam Newfield (Buster Crabbe). 1941.
  • La pelea pálida de Billy the Kid, Sam Newfield (Bob Steele). 1941.
  • Billy the Kid, David Miller (Frank Borzage, Robert Taylor). 1941.
  • Billy the Kid en Santa Fe, Sam Newfield (Bob Steele). 1941.
  • La guerra de los Rangers con Billy the Kid, Sam Newfield (Bob Steele). 1941.
  • Billy the Kid Buscado, Sam Newfield (Buster Crabbe). 1941.
  • Billy the Kid atrapado, Sam Newfield (Buster Crabbe). 1942.
  • El jinete misterioso, Sam Newfield (Buster Crabbe). 1942.
  • El Sheriff de Sage Valley, Sam Newfield (Buster Crabbe). 1942.
  • Ley y orden, Sam Newfield (Buster Crabbe). 1942.
  • El humo de las pistolas de Billy the Kid, Sam Newfield (Buster Crabbe). 1942.
  • Ciclón en el Oeste, Sam Newfield (Buster Crabbe). 1943.
  • Blazing Frontier, Sam Newfield (Buster Crabbe).1943.
  • Cattle Stampede, Sam Newfield (Buster Crabbe).1943.
  • Fugitivo de la pradera, Sam Newfield (Buster Crabbe). 1943
  • Billy the Kid cabalga de Nuevo, Sam Newfield (Buster Crabbe). 1943.
  • El forajido, Howard Hughes (Jack Buestel, Thomas Mitchell). 1943.
  • El renegado, Sam Newfield (Buster Crabbe). 1943.
  • El retorno de los malvados, Ray Enright (Dean White). 1948.
  • El hijo de Billy the Kid, Ray Taylor (William Perrot). 1949.
  • Yo disparé a Billy the Kid, William A.Becker (Don Red Barry, Robert Lowrey). 1950.
  • The Kid de Tejas, Kurt Newman (Audie Murphy, Frank Wilcox). 1950.
  • La ley contra Billy the Kid, William Castle (Scott Brady, James Griffith). 1954.
  • El último de los Desperados, Sam Newfield (James Craig). 1955.
  • El zurdo, Arthur Penn (Paul Newman). 1958.
  • El país de los forajidos, Fred F.Sears (George Montgomery). 1958.
  • El hombre alto, Tay Garnett (Clu Gulager, Barry Sullivan). 1960. Para TV.
  • Una bala para Billy the Kid, Rafael Baledón (Gaston Sands). 1963.
  • Las pistolas no discuten, Mario Caiano (Rod Cameron). 1964.
  • Billy the Kid contra Drácula, William Beaudine (Chuck Courtney). 1966.
  • El hombre que mató a Billy el Niño, Julio Buchs (Peter Lee Lawrence, Fausto Tozzi). 1967.
  • Chisum, Andrew V. McLaglen (Geoffrey Deuel, Glenn Corbett). 1970.
  • Una aventura de Billy the Kid, Luc Moullet (Jean Pierre Leaud). 1971.
  • El sucio pequeño Billy, Stan Dragoti (Michael J.Pollard). 1972.
  • Pat Garrett y Billy the Kid, Sam Peckinpah (Kris Kristofferson, James Coburn). 1974.
  • Billy the Kid. 1975. Episodio de una serie de TV, The Wild West Show.
  • Billy the Kid y el vampiro verde, Alan Clarke (Phil Daniels). 1985.
  • Young Guns (Traducida de diversas maneras: Arma joven, Jóvenes pistoleros, Demasiado jóvenes para morir), Christopher Cain (Emilio Estévez, Patrick Wayne, Charlie Sheen). 1988.
  • La Leyenda de Billy the Kid, William A. Graham (Albert Salmi, Andrew Bicknell). 1989.
  • Young Guns II, Christopher Cain (Emilio Estévez, Kiefer Sutherland, Lou Diamond Phillips). 1990.
  • La leyenda de Billy the Kid, Todd Robinson (Emilio Estévez, David Marshall Grant). 1994.
  • Réquiem por Billy the Kid, Anne Feinsilver (Kris Kristofferson). 2007.
  • Billy the Kid, Christopher Forbes (Dan Beck, Christopher Bowman). 2013.

Otros

            La figura de Billy el Niño ha trascendido prácticamente todas las barreras, como muchos personajes históricos envueltos en ese halo siniestro de sangre y muerte, hasta aparecer por todas partes; y sobre todo desde que aparecieron los estilos más góticos o hardcore, como los metals en la música; en el caso que nos ocupa, veamos algunos de los grupos musicales que han tocado la leyenda.

Nombres de grupos:
  • Billy the Kid y sus Secuaces: banda de pop-rock en Granada (España).
  • Billy the Kid: banda de hardcore punk en Santafé de Bogotá (Colombia).
  • Billy the Kid (Billy Hlapeto): rapero búlgaro.
  • Billy the Kid: banda de hardcore/hip-hop San José, Costa Rica
  • Billy el Niño y Don Dinero: Grupo de Hip-Hop español formado por Juaninacka y DJ Randy.

Menciones en diferentes canciones:
  • Aaron Copland: Billy the Kid (partitura).
  • Running Wild: Billy the Kid, canción del disco Blazon stone.
  • Attaque 77: Como Billy the Kid.
  • Jon Bon Jovi lo nombra en:
    • Blaze of glory
    • Billy, get your guns
    • Blood money
  • Bob Dylan: Pat Garrett & Billy the Kid (disco de la banda sonora).
  • Def Leppard: Billy's Got a Gun canción del disco Pyromania.
  • Charlie Daniels: Billy the Kid
  • Bruno Millara: Billy y yo.
  • Kortatu: Este no es el Oeste, pero aquí también hay tiros (en A Billy the Kid).
  • Billy Joel: The ballad of Billy the Kid.
  • Chris Ledoux: Billy the Kid.
  • Melendi: Billy el pistolero.
  • Los Piojos: Merecido.

En medios audiovisuales, podemos citar, como ejemplo, el manga de género anime Soul Eater, donde el personaje Death the Kid recibió tal nombre en homenaje precisamente a Billy; o incluso acudir a series como la irreverente Los Simpsons, en la que en uno de los cortos nos encontramos con una resurrección de diversos pistoleros de fama: junto con Billy, aparece también Jesse James…

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